lunes, 25 de agosto de 2008

Sobre pueblos elegidos


Conozco gente, que sin ser judíos, no soporta a los alemanes. Me parece una exageración. He conocido alemanes muy decentes, y he conocido antisemitas y neo-nazis de diferentes colores y nacionalidades. Mi abuelo paterno, que no era judío, estuvo en el ejército belga durante la Primera Guerra Mundial, y detestaba a los alemanes. No es de sorprender. El ejercito del Káiser (que no tenia la excusa de estar dirigido por los Nazis) masacró a la población civil belga. Quizás sea inherente en el espíritu teutónico (a juzgar por el cuento de Alexander Nevsky, contado por Eisenstein) andar exterminando gente inocente.

Pero esperen, ¿acaso los españoles, que no son germanos, no dejaron la escoba en América Latina, con sus abusos en contra de la población nativa? ¿Y los romanos no se portaron igualmente brutales con los galos, celtiberos, judíos y la reina Boudicca? Imagínense que fueron ellos quienes introdujeron en Judea la costumbre de andar crucificando gente. Fuchi! Antes, los judíos ejecutaban a sus delincuentes a piedrazo limpio, como lo siguen haciendo, en el presente, sus hermanos semitas con las señoras que se pintan las uñas. Entre nos, yo prefiero morir de un peñascazo que colgada por días en una cruz, sofocándome lentamente como murieron Jesús, El Buen Ladrón y Espartaco.

No hay pueblo elegido para ser más brutal que otro, como no hay pueblo elegido para ser antisemita ni anti-nada. Son las circunstancias históricas las que colocan al individuo en ciertas situaciones donde debe decidir. Siempre tenemos más de una opción, aunque la seleccionemos a regañadientes o presionados de manera brutal como Meryl Streep, en Sophie´s Choice. Por lo tanto no somos distinguidos por algun capricho divino para hacer el bien o el mal. Lo decidimos nosotros como elegimos votar por gente deleznable o apoyar movimientos nefastos.

No es que me esté volviendo tolerante u objetiva. Hasvah-Ha-Lilah! Simplemente, no creo en pueblos verdugos, ni en que haya gente predestinada a la infamia por ser hijos de simios y chanchos, como les enseñan a los pequeñitos árabes que somos los judíos. ¿De quien serán hijos ellos entonces? Si mal no recuerdo, tenemos el mismo árbol genealógico.

En mi estimable escuela judía se me explicó que uno tiene libre albedrío para optar por el camino del bien o el del mal, pero D-s también tiene esa misma libertad para juzgarnos y muchas veces es magnánimo, ya que tiene en cuenta todas las circunstancias atenuantes. Pero como los días de profetas y sumos sacerdotes parlanchines que hablaban con Tata D-s ya pasaron, nadie sabe con certeza que es lo que El considera “circunstancias atenuantes”. Por eso es que no hay raza ni nación eximida del castigo celestial. Ni el así apodado “Pueblo Elegido”.

Tengo un amigo, muy querido, que para joderme dice que los judíos poseemos “palabras secretas” que nos permiten “acaparar riquezas”. Yo que le debo a cada santo (y a cada casa comercial) una vela, me gustaría conocer esas arcanas locuciones, pero es cierto que los judíos poseemos un par de secretos, uno de los cuales estoy a punto de revelarles. No somos el Pueblo Elegido. D-s jamás nos eligió. Al contrario, nosotros lo elegimos a El. Escuchen la historia…

Antes que todo, antes que el hombre y su universo, existió la Torah, el compendio de leyes, reglas y mandamientos que es la base del Judaísmo (y del Cristianismo y el Islam, aunque no les gusté).Cuando ya el genero humano había evolucionado hasta fragmentarse en diferentes pueblos, D-s partió en busca de quienes fuesen dignos de recibir la divina sabiduría de la Torah. El problema era que, antes de aceptarla, cada tribu, cada reino exigía saber que era exactamente esa Torah y que encerraba.

Así es que D-s se vio condenado a ir de continente en continente arrastrando la Torah como Tevye arrastraba su carreta lechera en El violinista sobre el tejado. Cuando ya se daba por vencido, harto de la desconfianza y regodeo de la raza humana que le miraba los dientes a caballo regalado, se encontró a los hebreos. El nos muestra la Torah y nosotros que décimos “Naaseh Ve Nishmat” (haremos y luego oiremos). O sea “cumpliremos Tus mandamientos y luego nos preocuparemos de conocer su significado”.

En ese momento mismo, elegimos la Torah y pasamos a ser erróneamente conocidos como "El Pueblo Elegido”. Es una alegoría, pero como toda leyenda tiene su fondo de verdad. Lo más prodigioso es que los judío somos desconfiados y fisgones, nos gusta saberlo todo--hurgar en la psiquis como Freud o en los misterios del Universo como Einstein—pero por una vez escogimos la acción antes que la razón, la fe antes que nuestra curiosidad científica.

viernes, 22 de agosto de 2008

Sexo fome


En el portal de Yahoo en español, un verdadero chiquero, el otro día tenían una lista de 10 consejos para tener un orgasmo más rápido. Cual de todos más chistosos.

Lo primero que me sorprendió fue esa necesidad contemporánea de acelerarlo todo incluso el placer. Los consejos no eran para aumentar el orgasmo ni para mejorar su calidad sino para apresurarlo.

Lo segundo, fue la abundancia de “props” que se necesitan para apurar el clímax: juguetes sexuales, lubricantes, pornografía, hasta fantasear con otros. La verdad es que sexo tan poco espontáneo suena bien fomeque. Si no provoca “hacer cosita”, mejor se van al cine, juegan damas, conversan, algo que les haga compenetrarse más que una sesión de sexo artificial, por muy veloz que sea.

La tercera sorpresa, fue que todas las técnicas y consejos iban enfocados a la parte baja del cuerpo. Al parecer, la sexología contemporánea ha olvidado que hay zonas erógenas arriba del ombligo, y que las dos más importantes del cuerpo femenino son cerebro y corazón.

Por último, resultó chocante que la mayoría de los consejos fuesen a favor de acrecentar el placer masculino y eso que supuestamente iban dirigidos a las féminas. Bonita manera de lavar el cerebro.

En el punto dos aconsejaban (y disculpen si soy grafica) que si la mujer ya se creía lista, mejor se aplicara lubricante y permitiera que su pareja la montara sin mas preámbulos (¡!!), porque sino "puede que necesites mucho sexo oral para llevarte cerca del orgasmo”. ¿A quien le cansa el “mucho sexo oral? Pues a la lengua del varón no a la que la recibe. ¿A quienes nunca les ha convencido el cuento del "foreplay" y prefieren hacerlo rapidito, sin escarceos, como conejitos? Pues ellos.

Me encanto que en una nota tan revolucionaria metieran el viejo concepto del sexo victoriano, en que el varón se sube y acaba, mientras la mujer cierra los ojos y piensa en el Imperio. Aquí también aconsejan ponerse a pensar en otra cosa, ver videos pornos, imaginarse que se estaba con Brad Pitt o Le Di Caprio, o ambos mejor. Les cuentan a las tontas lectoras que a los hombres les encanta saber que las mujeres fantasean con otros, les instan a masturbarse delante de sus parejas y a mostrarse como “promiscuas secretas”.

¿Qué gana una con que la crean una ninfomanía insatisfecha? ¿La masturbación y las fantasías que son algo privado para cuando la pareja no esta cerca, deben convertirse en parte de un show porn para excitar al compañero?

La verdad es que nos siguen manipulando y sólo la muy ilusa cree y sigue estos consejos que nos corroboran que somos, en pleno siglo XXI, meros objetos sexuales

miércoles, 20 de agosto de 2008

Cortinas de humo y otros trucos gubernamentales

Los magos suelen hacer aparecer conejos de sus sombreros y ellos mismos se desaparecen tras cortinas de humo. Un viejo acto de prestidigitación al que echan manos los gobiernos universales cuando quieren ocultar sus falencias.

Los gobiernos palestinos (que no son lo mismo que el pueblo palestino) esconden su corrupción, fragmentación e ineptitud con el llantito de “Nous sommes les victimes de les victimes!” con el que saludaron representantes de Abbas a Elie Wiesel.

En el “Imperio” echan mano de escándalos faranduleros para ocultar la destrucción de una economía que hace quince años, Bill El Grande calificara como la "mas sólida del mundo”. Después de todo, dicen que los gringos sobrevivieron la Depresión yendo al cine, hoy se olvidarán de los problemas financieros viendo la última locura de Britney o el último crío de Brangelina.

En Inglaterra, en cambio, la cortina de humo de un mal gobierno es el crimen. Jack El Destripador vino a distraer la atención de los londinenses de la decadencia del final del periodo victoriano. Recientemente, el caso Madeleine preocupaba más a los ingleses que la impericia de los gobiernos laboristas. En Francia en cambio, se venda los ojos del público con los matrimonios y divorcios del Premier. “Los amores de Sarko”, ya suena a novela decadente.



No es coincidencia que sea el gobierno del Zapatero el que se esmere más en resucitar el fantasma del Caudillo y del franquismo. ¿Por qué no se hizo eso en el siglo XX tras la muerte de Franco? ¿Por qué no se hizo hace 10 años cuando Garzón andaba tan desempleado que se dedicó a intrusear en nuestros asuntos? ¿No será porque ahora está España “para la cagada”?

Es en el momento mas triste de la sociedad española, cuando su economía toca fondo, que hay que recordar “los cuentos tristes de las muertes de reyes” como las llamaba Shakespeare. Mas ese empeño en crear tiranos “larger-than-life” termina convirtiendo a Franco en un mito, una especie de Ricardo III, más soberano que este Rey Fantoche, que muestra la hilacha regalando a otros los obsequios que se le han dado de buena o mala fe, pero que regalos son. Y conste que soy monárquica, pero como diría el Capitán Alatriste, “hay reyes y reyes”.

En Chile también tenemos un Ricardo III, cuya triste muerte exaspera a sus enemigos, porque lo triste es que “El Ogro Tirano” murió en su cama, como Franco, tranquilo, rodeado de parientes y amigos. Muchos, y no solo a Izquierda, hubiesen deseado ver al Tata colgando de las patas, como chancho listo para el asado. Un final truculento como el de Il Duce en Piazza Loreto.

En fin, el muerto al hoyo y el vivo al bollo, pero cuando falta el bollo, la clase dirigente insiste en sacar a Mi General del hoyo y recordarnos que mal estaremos, pero podríamos estar peor. Tras la muerte de Pinochet, Villegas dijo “acabada a lluvia, ya no se necesita del paraguas”. Pero el gobierno siempre necesitará de ese paraguas o de una cortina de humo.

Como el gobierno es mal mago, intenta sacar del sombrero al fantasma de los Desaparecidos y termina creando tal cortina de gases que asfixia todas sus intención, ciega de rabia al pueblo y expone, mas que oculta, la mala gestión de un puñado de ávidos incompetentes que también tienen sus “desaparecidos”, como la Presidenta que cada vez que se la necesita “desaparece” o la plata de nuestros bolsillos que “desaparece” cada vez que sacamos la chauchera para pagar las cuentas o el pan cuyo costo sube a diario.

viernes, 15 de agosto de 2008

Mi tan poquita fe

Nunca he aceptado que Primo Levi se suicidó, y si lo hizo, D-s lo perdonó. Lo que si he tenido que aceptar es que el escritor judeo-italiano no tenia fe ni creía que existía D-s. Sir Elie Wiesel estuvo en Auschwitz casi tanto tiempo como Primo, sin embargo su fe se mantuvo. Tiempo después de ser liberado, Elie Wiesel fue arrollado por un auto en N. York, y estuvo inválido por más de un año. ¿Qué creencia religiosa tan fuerte puede sobrevivir dos tragedias semejantes?

Me es difícil conciliar que EW siguiese creyendo después de la deportación y que PL, tan dulce y sensible, pudiera vivir incrédulo tras esa misma experiencia, pero quizás nunca fue creyente. Sus biógrafos dicen que el químico perdió la certeza en la existencia de D-s, en Oswiecim, ¿pero cuan fuerte era su fe antes? El nació en una familia de clase media acomodada de Turín, instruida y completamente asimilada. Su contacto con el judaísmo terminó, como el de muchos judíos contemporáneos, con su Bar Mitzvah. Volvió a sentirse judío en Auschwitz, adonde llegó a los 25 años, un adulto, un profesional de criterio formado.


EW en cambio venia de una aldea rumana, donde quieras o no te hacían sentir judío, donde la religión, la tradición, la cultura y el núcleo social judío eran el punto de apoyo de los judíos. EW tenía solo quince años cuando fue deportado a Auschwitz. Para entonces su fe era algo intrínsico.

PL escribió “Existe Auschwitz, entonces no existe D-s”, una lógica cartesiana que encierra su ateismo. Sin embargo, PL creía en algo, tenía una fe inquebrantable en la química. D-s puede tomar formas infinitas, ¿Por qué no las de una ciencia como la química? Pero D-s=química no es un concepto tan consolador o satisfactorio, como un D-s benevolente y personal, que es en quien cree EW y que casi perdió en el campo de concentración.

En Noche, EW escribió “Estaba solo—terriblemente solo en un mundo sin D-s “. Para muchos, esa es una indicación de que el escritor perdió su fe en Auschwitz. Errados están, y EW los corrige. El nunca perdió su fe en la existencia de D-s. Eso es lo que él llama “la tragedia del creyente”. Lo que perdió fue su confianza en la bondad y omnipotencia divinas. Toda su vida post-Auschwitz ha sido una exitosa lucha por recuperar su certeza de que D-s es bueno, nos ama y nos protege. En eso lo envidio.

Yo creo en D-s porque lo contrario me es imposible. Mi herejía e ingratitud radican en que no creo que D-s me quiera. Absurdo, cuando me lo ha probado un centenar de veces.

A los 12 años, leí con fruición Las memorias de una joven formal, primer volumen de la autobiografía de Simone de Beauvoir y ella se convirtió en mi ídolo. Como la De Beauvoir, yo quería ser atea. Un día decidí convertirme en atea y lo conseguí. No me cayó ningún rayo, ni la tierra se abrió bajo mis pies. Fui felizmente atea por varias horas. Pero esa noche, en la oscuridad, sentí un gran vació dentro de mi. Era como irse a la cama sin comer. Tuve conciencia de que D-s existía, pero que yo lo había expulsado de mi vida. Era cuestión de invitarlo nuevamente ¿Regresaría? Lo hizo, y desde entonces no me ha abandonado ni en las “Noches más oscuras del alma" como las llama San Juan de la Cruz.


No soy una judía practicante, porque una religión tan física como la mia sólo puede llevarse dentro de una comunidad y familia que la practiquen, pero tengo esta poquita de fe. Lo que perdí sin embargo es la convicción de que D-s me quiere, no porque sea malo, sino porque en mi subconsciente me quedó claro que por frívola casi lo había perdido y eso me hacia indigna de su amor. A l largo de mi existencia, D-s me ha salvado de muchos males, pero también me ha privado de muchas dichas. Eso corrobora mi creencia de que no merezco su amor, y eso aumenta mi poquita fe.

jueves, 14 de agosto de 2008

La importancia de una buena postura

Una conocida me contaba recientemente que se sentía orgullosa de no haberse ofendido cuando una mujer le había pedido un beso en la boca. Como no sabía que responderle, le comenté que yo siempre había sido muy pava y no cachaba cuando una galla me estaba acosando. Me miro desde toda su altura moral y me dijo que hoy en día hombres y mujeres “atacan” de la misma manera. Estaba a punto de preguntarle que antros y que amistades frecuentaba, cuando me di cuenta de lo que decía.

Si en el presente la delicadeza es innecesaria en el momento de buscar un compañero (a) sexual es porque nuestra cultura nos inculca que uno puede, y debe, explorar todas sus facetas sexuales incluyendo la bisexual. Por lo tanto todos somos carne fresca y dispuesta. El “puede” lo dejamos en “veremos”, y el “debe” me irrita de sobremanera.

Técnicamente, todos podemos matar, robar y mentir. Sin embargo, he leído estudios de gente que tiene tan arraigado el respeto de la vida humana que no puede atentar en contra de ella, y yo conozco personas incapaces de echar una mentirita.

Todo ser humano está capacitado para practicar cualquier religión y militar en cualquier partido. Es por eso que a lo largo de mi vida se me ha tratado de convertir al cristianismo protestante, y a la iglesia de los Santos de los Últimos Días. También me han intentado enganchar los socialistas y los “Verdes”. Pero todos esos intentos obedecían a que yo en algun momento me mostré interesada en esas doctrinas. Jamás me han intentado convertir al Islam, o me he mostrado abierta a pertenecer al Partido Comunista, al PPD o a unirme a alguna tribu urbana. Aunque, técnicamente, yo podría adherirme a todas esas posturas ideológicas, quienes conocen mi manera de pensar y vivir, conocen también mis límites y mi postura.

Las veces que alguna mujer se me ha acercado con propósitos sexuales siempre me ha dejado cuestionándome ¿Qué la hizo pensar que yo…? Obviamente, esa pregunta sobra hoy en día en que es temporada de caza abierta todo el año y para todas las especies.
Me pregunto si el ser humano que suele ser firme en sus posturas ideológicas no deberia también serlo en su sexualidad. La mera pregunta me convierte en retrograda y reprimida porque hoy es la Era de la Flexibilidad.

Tanta flexibilidad afecta la postura. Nos vuelve blandos, débiles, a la deriva. Las cosas si no tienen soporte o eje se vuelven masas fofas y amorfas que deambulan de un lado a otro. De niña, tanto mi mamá como mi profesora de ballet insistían en una buena postura (“¡Párese derechita!”) como fundamento de una vida sana. Pero en nuestro mundo lo derecho es malo. A los conservadores se les llama la Derecha. Al heterosexual se le denomina “straight”, derecho.

En uno de los foros más desechables de Internet, leí que un chico que siempre me había parecido sensato, pero que al parecer le secuestró el cerebro la Revolución Pinguina, apostrofaba a la caduca y corrupta clase política chilena por no comprender que los jóvenes no votaban por ella, puesto que la juventud es idealista. Ibamos muy bien, Compadre, hasta que llegamos a la parte “idealista”. ¿De dónde?

La mayoría de los jóvenes cambian de ideales y de ideologías (cuando los tienen) como quien se cambia de calcetines. Todo para ellos es opcional y relativo, y todo puede y debe probarse. Pero esto se aplica por igual al mundo adulto que acepta todas las posturas, tal como lo indica el Kama Sutra, ya que todo puede satisfacer por igual. Y si no satisface, se cambia. Curioso y lamentable es que en nuestro mundo sea más importante tener unos glúteos firmes que una postura firme en lo que nos define como personas.

sábado, 9 de agosto de 2008

Días Iconoclastas





Pocas horas tras la liberación de Bagdad, y ya las estatuas y otros monumentos emblemáticos de la tiranía de Saddam Hussein mordían el polvo. El dictador se ocultaba en un agujero como la rata que era, pero su recuerdo histórico moría con cada estatua decapitada. ¿O no?

Cinco años más tarde, Saddam ya no existe. Lo ahorcaron luego que sus verdugos le tiraran el pelo, le metieran los dedos a los ojos, le hicieran guichichiu, y lo pellizcaran. Todo grabado con celular. Que no se diga que a los iraquíes les gana la tecnología. Ya no quedan estatuas del hombre, pero muchos, y no todos sus secuaces, creen que seria mejor que Saddam viviera. Al menos en su día, no había atentados y bombas cada hora y en cada esquina.

A fines de los 80’s, El Muro de Berlín fue derribado en medio de algarabía y champañazo. Poco tiempo después, caían al suelo las estatuas de Lenin y Stalin. Casi dos décadas mas tarde, la Unión Soviética ha sido desmembrada en varias republicas de adonde a cada rato nos llegan noticias de revueltas y derramamientos de sangre. Rusia es un estado perturbado, donde el crimen reemplaza la mano pesada de la opresión comunista. Las encuestas expresan un sentir de que quizás se vivía más tranquilo bajo los gobiernos Rojos. Otros surveys declaran que Stalin sigue siendo un héroe nacional. Es un poco infantil decir que dictadores como Saddam y Stalin eran benévolos, pero… ¡qué mal tienen que estar en un país para recordar con nostalgia esos días de tiranía!

Lo curioso, por no llamarlo tragicómico, es que cada vez que cae un gobierno totalitario comienza una masacre de estatuas. Una inmolación de monumentos, nombres y emblemas que espera terminar con el mal recuerdo de los tiranos, pero lo único que consigue es que cuando las cosas vayan mal se les evoque a éstos con afecto y se ruegue por el retorno a un pasado casi, o quizás, peor que el presente.

En estos días, finalmente, los españoles se están cobrando su deuda histórica con el franquismo. Ya era hora, porque hace más de tres décadas que El Caudillo estiró la pata. En los 70’s, en España, perdón, El Estado Español, se contentaron con tener rey y presidente y con un descomunal destape sexual que hacía pensar que el gran pecado de Franco fue reprimir la libido de sus súbditos.

En octubre del año pasado se estableció la Ley de Memoria Histórica. Una medida justa en lo que respecta a la rehabilitación de las victimas del franquismo y al reconocimiento de los caídos de ambos bandos, pero injusta en su campaña de revisionismo histórico e iconoclasta que intenta borrar la memoria de los errores de la Segunda Republica que provocaron la Guerra Civil, y de cualquier acción digna de elogio tomada durante los más de cuarenta años de dictadura franquista. O sea, los republicanos eran santos varones y El Caudillo, un ogro-come niños. Como que me recuerda la visión histórica que muchos chilenos tienen de determinados periodos de nuestra historia.

El buen Zapatero (que deberia dedicarse a sus zapatos) dice que con esta medida se reparan yerros y se evitan sus repeticiones. Pues no entiendo cómo pueden evitarse errores si se les oculta o falsifica. ¿En qué beneficia a las victimas el que se borren placas, se boten estatuas, se cambien los nombres de plazas y se les quite a los descendientes de Franco, casa, cama y pelela? Estas medidas mezquinas se vuelven francamente criminales cuando se exige también el derribo de las cruces y otros monumentos que conmemoran el martirio de muchos religiosos a manos de las fuerzas republicanas. La memoria histórica debe cubrir atrocidades y heroísmos de ambos bandos. ¿Acaso Estados Unidos ha exigido que se borrara toda memoria de las bombas de Nagasaki e Hiroshima? Si se recuerda a los muertos republicanos también se debe recordar a los de los nacionalistas. ¿No eran acaso españoles? Si se llora el fusilamiento de mi Federico, también vale llorar a Ramiro de Maeztu.

¿Además de qué sirve andar rompiendo y alterando monumentos? No queda ningún símbolo material ni monumento del Fascismo y del Nazismo, pero ambas ideologías gozan de buena salud y adeptos. El auge de corrientes extremistas que terminan forjando dictaduras nace de dos factores: el descuido de un pueblo que no impide el desarrollo de esas corrientes, y el descuido de un gobierno que comete tantas barrabasadas que hace que ciudadanos sensatos y nobles apoyen revoluciones y levantamientos o voten por el Cabo Hitler. No se puede evitar la repetición de errores históricos sin conocer todo su contexto, y sin saber que les precedió y que los provocó. Porque detrás de toda autocracia hay un periodo caótico que la engendra.

En mi último año de secundaria, se me hacia diariamente memorizar varios párrafos bíblicos en hebreo, que luego debía recitar, traducir y explicar enfrente de mi clase. Adjudico a esa disciplina mi buena memoria de hoy. Lo que más recuerdo es el Libro de Jueces porque las palabras eran casi siempre las mismas. A los judíos se les daba por “carretear” y se olvidaban de Tata D-s y sus mandamientos. Sus enemigos se aprovechaban, los invadían, los conquistaban y les daban palo. Los judíos le lloriqueaban a D-s, que les mandaba un líder fuerte que los salvaba. Pasaba el tiempo y los judíos volvían a las andadas, volvían a oprimirlos, aparecía un nuevo juez, y etc. etc. Como en un cine rotativo.

Más allá de si somos un pueblo porfiado, debe haber existido un gran olvido entre estas generaciones, sino no se explica tan poca memoria. Me pregunto si en esos días bíblicos también se derribarían estatuas y también existiría el afán lotófago de bloquear recuerdos desagradables. Eso explicaría esa constante reproducción de catástrofes históricas.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Van Helsing y La Momia: Auge y decadencia del estilo Sommers




Stephen Sommers no es un nombre muy conocido entre los directores de cine. Aun así se las ha arreglado para elaborar (dirigir, y producir, a la par de escribir el libreto) filmes tan taquilleros como la serie de La Momia y Van Helsing. Precisamente esta ultima y la primera Momia, sirven para ejemplarizar dos etapas de la obra de Sommers y el cine pre y post 9/11. Es mi opinión que Sommers logró saltar entre dos siglos, pero perdió gran parte de su arte en el proceso.

Tanto La Momia como Van Helsing son escritas por Sommers. Ambas son fantasías históricas, y ambas homenajean el buen cine del horror de los 30’s y 40’s. Ambas propuestas arguméntales gozan de igual excelencia. Es en su traducción a la pantalla donde difieren.

La Momia es un cruce entre literatura clásica de horror y seriales de matinée. Combina magistralmente humor y horror con un toque exacto de erudición que no llega a aburrir. Estéticamente es bellísima casi tanto como sus protagonistas: Brendan Frazer, con menos sobrepeso que hoy en día, y una Rachel Weisz inimitable.

O’Connell, el héroe, es un digno descendiente de Indiana Jones: valiente, lleno de recursos y aunque parece cínico, tiene un noble corazón. En cuanto a Evie, es difícil ser objetiva. Rachel Weisz posee carisma, belleza y talento incomparables, pero nunca ha hecho algo parecido a este personaje. Tan diferente es Evie a cualquier otro rol de esta actriz inglesa que incluso físicamente no parece Rachel Weisz. Tiene un toque de Simone Simon que la hace perfecta para parecer “antigua”.

Evie es una heroína sui-generis. Tan atolondrada que da la impresión de ser indefensa. Sin embargo, es la fuerza catalizadora que resucita al cruel Imothep y la única que puede destruirlo, con un poquito de ayuda de otros personajes tan sólidos y atractivos como ella. A Evie no la motivan ni las emociones ni una misión. Su fuerza motriz es la búsqueda de conocimiento, pero su ingenuidad y calidez evitan que termine siendo una intelectual pedante y arrogante.

La Momia es un producto de otro siglo. Nace en una época en que Clinton, a pesar de los republicanos y a pesar de si mismo, todavía gobernaba USA y el mundo. Una época en que el Internet todavía pertenecía a una elite; en que términos como Youtube, MySpace y Facebook pertenecían al futuro; en que únicamente la CIA y unos cuatro militantes terroristas sabían quien era Osama. En cuanto a Obama, sólo lo conocían en su casa a las horas del desayuno.

En 1999, año de la Momia, las torres Gemelas se erguían en Mannhattan, simbolizando la virilidad de Nueva York, y el gran miedo que asolaba a la humanidad era que la noche del 31 de diciembre se detuvieran todas las computadoras del mundo. Comparado con las fobias, traumas y neurosis que nos afligen en este siglo, ese temor parece infantil.

Van Helsing, por el contrario, es una obra moderna (2004) y representa la manera de pensar de un nuevo milenio, aunada a una estética francamente deformada y fea. Sommers utiliza los más actuales y estridentes efectos especiales que rebotan en oído y vista del público; imágenes digitales y colores difusos que parecen manchas sobre la pantalla. En La Momia, la iluminación alterna entre el sepia rosáceo de los filmes de época con las penumbras del mundo subterráneo de las pirámides. En Van Helsing el mundo, aun de día y en la superficie, es negro o gris humo. Ni los colores ni las personas parecen reales.

Más que pertenecer al género de horror, el filme se apoya en truculencias muy en boga. El ingenio de los diálogos aquí se convierte en sarcasmo y eso se debe a un elenco incompetente. Los mejores parlamentos corresponden a Drácula interpretado por Richard Roxburgh, un pésimo actor que a ratos parece parodiar a Mike Myers.

Hugh Jackman, como Van Helsing es lindo y sexy, pero no acaba de convencerme. Su actuación es “tongue-in-cheek”, sin ningún toque emocional. Lo siento unidimensional, semi caricaturesco. No me conmueve ni me identifico con él. Kate Beckinsdale es su compañera perfecta. El símbolo sexual de esta década que corresponde al canon de belleza anoréxico que nos imponen los medios publicitarios. Es amachada, muy flaca y dotada de un sex-appeal levemente vulgar.

Su personaje de Anna Valerius es tan unidimensional como Van Helsing, pero más pesada. Es la mujer fuerte, irrompible, inmortal, guiada por una misión milenaria. Al menos eso nos dicen, pero lo que vemos es que está más preocupada de convencer al héroe de que no lo necesita, que se basta sola. Un poco absurdo, puesto que no ha conseguido ni ella, ni su familia, destruir a Drácula. Es además tonta y carece de instinto, incluso trata de matar al Monstruo de Frankestein, el único ser puro del filme.

La relación de Anna con Van Helsing corresponde a la más añeja batalla de los sexos, salpicada de golpes, chillidos, miradas lascivas y diálogos y situaciones de doble sentido, bastante pueriles. En una persecución, Anna cae sobre Van Helsing con la vagina a unos escasos centímetros de a boca del cazador de vampiros. Escena digna de Borat. Nada de eso fue necesario para crear una tensión sexual adecuada entre Evie y O’Connell en La Momia, pero esos eran otros tiempos.

Lo dicho es una opinión subjetiva y puramente personal. Van Helsing fue un éxito y sigue gustando porque corresponde a los estándares de moda. Su elenco, su estilo fílmico, que más parece juego de video, su estética ramplona son lo que impera hoy en día. Ya no se hacen ni se harán películas como La Momia (su secuela también me desilusionó y para que decir de a tercera en que ni siquiera aparece Rachel). Quizás me equivoco, puesto que la serie de Los Piratas del Caribe tiene elementos parecidos al antiguo y quizás perdido arte de Stephen Sommers.

lunes, 4 de agosto de 2008

De eso no se habla: los tabúes modernos


Freud decía que quien destruye un tabú está condenado a convertirse en tabú. Yo diría que quien los destruye, está condenado a inventar nuevos tabúes. Lo vemos en nuestra sociedad que se ufana de ser la más liberal, la más tolerante de todas las épocas, pero que vive de eufemismos, aterrorizada ante la posibilidad de ofender sensibilidades y de quebrantar “los nuevos tabúes”.

“Tabú” es una palabra de origen micronesio que significa “sagrado”. Nos gusta creer que lo sagrado no existe, que ese concepto sirve nada más que para limitar actividades naturales, que ya en si son sagradas, puesto que todo lo que hace, emite o expulsa el cuerpo humano es bueno. No sé a quien se le ocurrió tal disparate, pero gracias a eso es que vivimos en un mundo desacralizado donde lo privado no existe, donde lo íntimo se vuelve público, y donde lo personal se vuelve colectivo. Pero aun en esta pasión iconoclasta por destruir lo sagrado, aparece lo malo, lo prohibido, lo tabú.

Donde primero se manifiesta es en el lenguaje que se exagera y deforma en un afán eufemístico de suavizar terminologías que puedan sonar como irrespetuosas en ciertos oídos. Es por eso que se necesitan de diccionarios de corrección política que nos enseñen a tener cuidado con vocablos aparentemente inofensivos, refiéranse estos a colores, partes del cuerpo incluso a términos que dividan a las personas por su fisiología o sexo. Al parecer, la agenda social contempla un futuro perfecto en el cual existirá un único género, y donde “sexo” será simplemente la definición de una actividad recreativa.

Estas reticencias sirven para proteger el tabú, las palabras que no deben pronunciarse. Más allá de vocabulario, existe una necesidad de nuestros Big Brothers mediáticos, herederos de los Grandes Inquisidores, por vigilar nuestra manera de expresarnos y por tergiversar el sentido de las frases. Así el asesinato masivo de focas es “genocidio”; el romance de un chico de veinte con una de 17 se denomina “pedofilia”; el que Obama no convierta el bienestar de los afro-americanos en la prioridad de su agenda electoral es “racismo”, y el que Thalía declare que no le gustaría tener un amante bisexual es considerado “homofobia”. Más allá de un eufemismo, esta tergiversación y omnipresente vigilancia, huele a mala leche y a ignorancia del idioma castellano. Pero vaya, que ser muy erudito también hoy en día es tabú.

El hombre moderno se ríe del antiguo que se enfrentaba a cien tabúes al momento de escoger pareja. Hoy en día, entran otros tabúes en juego. En Usa se ha establecido, al menos en una veintena de estados, que casarse con un primo hermano es tabú. Curioso, porque en el Medio Oriente, la mitad de los matrimonios es entre primos hermanos, y tal ley no existe en ningún otro país del mundo. También se ha vuelto un tabú social amar a alguien que le lleve más o menos de cinco años a su pareja. El famoso romance “Mayo-diciembre” es ahora un tema tabú, tanto así que en las reseñas de las novelas rosa de Amazon, se apresuran en advertir cuando un argumento incluye tamaña aberración para no ofender a los lectores.

También se hace mucha befa de las leyes religiosas que impiden consumir ciertos alimentos, pero en nuestra sociedad se repudia el ingerir grasas saturadas y hay un énfasis en la alimentación sana que a veces no lo es tanto.

Hace cincuenta años hablar de sexo era tabú. Hoy es obligación hacerlo, principalmente con los niños. Estos saben, aun antes de entrar al colegio, que tienen una amplia gama de juegos sexuales a su disposición, siempre y cuando no los practiquen con mayores de edad. Que pueden ya de adultos ser promiscuos o monógamos, y esto ultimo puede ser con parejas de su sexo o del propio. Resulta curioso que se pueda saturar las mentes jóvenes de una cantidad ilimitada de información sexual, pero no se les puede hablar a los niños de D-s o de valores morales “ya que eso lo aprenderán cuando sean adultos”.

Donde es mas evidente el imperio del tabú es en el material de esparcimiento puesto que ahora, en una era sin censuras, hay muchos temas “de lo que no se puede hablar”.

Hace unos años, Steven Spielbeg quiso hacer un remake de “Cast a Giant Shadow” la historia de Mickey Marcus, el coronel americano muerto durante la guerra de Independencia Israelí (y ya sé que ese término también es tabú, pero malas huevas, no conozco otro). El proyecto murió cuando se le dijo al Todopoderoso de Hollywood que tal filme ofendería las sensibilidades de muchos espectadores.

Hace como cuatro años que Sylvester Stallone anda barajando un proyecto de hacer una bio-épica sobre la vida de Edgard Allan Poe. Hasta ahora no se ha hecho. ¿Será porque resulte difícil explicar que el gran poeta se casó con su prima hermana de sólo 13 años?

Incluso la telenovela crea nuevos temas tabúes. En Cuidado con el ángel, inspirada en Una muchacha llamada Milagros de Delia Fiallo, han tenido que cambiar el argumento puesto que un héroe-violador seria inaceptable para una audiencia contemporánea.

Lo gracioso es que en los 60’s, Kirk Douglas pudo estelarizar la versión original de Cast A Giant Shadow, cuya versión novelada había sido un best seller; Una muchacha llamada Milagros fue aplaudida en 1975; y este mes Cine Canal Classics presenta una bio-épica sobre Edgard Allan Poe hecha en los 40’s, bastante errada en lo que respecta a la vida del escritor, pero que no se impone un tabú al momento de describir el romance con la prima adolescente.
¿Hemos avanzado algo desde esas épocas? No lo creo. Lo que si es evidente es que destruir tabúes sólo invita a construir nuevos. El ser humano necesita de prohibiciones aunque sean estas ilógicas.

viernes, 1 de agosto de 2008

El amor ni está de moda ni es requisito para casarse



Hace trescientos años, el 95% de los casamientos eran arreglados, y al menos uno de los conyugues era menor de edad (incluso impúber). El amor era cosa de grandes, por lo que poco tenía que ver en el matrimonio. Aun así, todos se casaban: ricos y pobres, viejos y jóvenes, gordos y flacos, feos y bonitos. Hasta los homosexuales entraban en uniones heterosexuales.

Nuestra sensibilidad moderna nos quiere hacer creer que eso era nefasto y que esos matrimonios eran muy desdichados. ¿Será posible? A juzgar por los anales históricos la mayoría de esas uniones eran dichosas y duraderas, mucho más que las de ahora. Si no fuera así, los enlaces arreglados no hubiesen sido la norma por dos milenios. El ser humano es un animal cómodo, lo que fastidia se destierra.

Sin embargo, hace como doscientos años, nació la idea de que era mejor casarse por amor. La gente comenzó a ver el amor como un ingrediente indispensable para el matrimonio.

Los matrimonios arreglados ya pertenecen al pasado, pero la situación no ha mejorado con su destierro. El matrimonio ya no es una ilusión o un objetivo vital, sólo es importante para los homosexuales, lo que ya es gran ironía. Los pocos que se casan tienen la certeza, aun antes de llegar al altar, de que esa unión no durará mucho, y que si algo parecido al amor entra en juego no es señal de que el matrimonio será feliz.

El tan cacareado matrimonio por amor con el que soñaban nuestras tatarabuelas es hoy un concepto retrogrado y agonizante. La gente se casa más por lucir un vestido y hacer una fiesta que por formar una familia. Hay que ver los trajes de novia, con esas faldas aparatosas y esos tops tan minúsculos que en mi época no hubiesen sido permitidos ni en iglesia ni en sinagoga. O los circos en que se han convertido las bodas con los novios llegando al altar vía paracaídas o dando el “si” en piscinas, disfrazados de hombres ranas.

El amor en el presente es un mero eufemismo para encubrir una atracción física bastante efímera, porque aun el sexo está pasando de moda. Tanto así que el acto debe ser estimulado con practicas aberrantes y uso de artefactos endiablados.

El sexo que fue, en otras eras, vía de reproducción y manera de expresar afecto, se ha vuelto una necesidad engorrosa, y un vehiculo para atraer la atención o adquirir fama. En cuanto al amor, ciertamente el hombre y mujer modernos pueden prescindir de ese sentimiento. Por lo tanto, los antiguos no estaban tan errados al pensar que el amor no era necesario para crear una familia, vivir en armonía en pareja, ser miembros respetables de una sociedad y dejar un legado tras de si.