martes, 29 de junio de 2010

Mauricio no tiene tumba. ¿Es entonces un desaparecido?



A muchos de mis amigos les sorprende que, amándolo tanto, yo no enterrara a Mauricio, prefiriendo donar sus restos a una facultad de medicina veterinaria. A mi también, muchas veces a través de este maldito año sin él, me ha sorprendido, me ha avergonzado, y provocado tristeza esa decisión. Pero creo que si volviera a tener que tomarla, de nuevo preferiría donarlo para beneficio de otros gatitos que como Mauro, presentaran patologías que asombran a veterinarios.

Yo tenía donde enterrar a Mauricio. Mi mamá me ofreció un pedazo de su quinta. El Señor Ministro Portales me ofreció enterrarlo en su patio, bajo un naranjo, brindándole los honores que merecía “un gato pinochetista”. No acepté esas ofertas. Quizás fue el shock del momento. Quizás fue la necesidad de que Mauricio hasta después de muerto ayudase a alguien, aunque fueran sus congéneres gatunos que él detestaba, sabedor de que él no era gato sino un duende atrapado en un cuerpo animal. O quizás fue la conciencia de que Mauricio ya no existía y ninguna tumba me lo iba a devolver. Como dijo el veterinario cuando me mostró el cuerpecito de mi gato: “Este ya no es Mauricio. Mauricio, ya no está aquí”.

Cuando chica, yo siempre enterré a mis mascotas, con pompa, con flores, con rezos. Hasta que un día, una gata vagabunda, a la que le dimos permiso para que pariera sus gatitos en el patio, desenterró a un lorito acabado de fallecer y se zampó el cadáver. Ahí tomé conciencia de dos cosas. Una, que no le daba de comer lo suficiente a la gata, la otra que ninguna tumba protege nuestros recuerdos.

Tal como hice con Mauricio, yo he donado todo órgano que todavía sirva para beneficio de otras personas. Luego que me destripen y metan mano a destajo, me gustaría que lo que sobre lo envolvieran en una alfombra y lo tiraran al mar para que se alimenten los pececitos. ¿Qué me importa que pase con mis restos si voy a estar ocupada explicando y defendiendo mi grotesca vida ante Tata D-s y Su Corte Celestial? Si en vida lo dejé engordar, y permití por años que médicos intrusos violaran su intimidad, ¿voy a preocuparme de lo que le ocurra a mi cuerpo después de yo muerta?

Esa medida, y la que tomé respecto al cadáver de Mauricio, fueron decisiones voluntarias. Yo tuve la opción de disponer de los restos de Mauricio,tal como espero disponer sobre los míos. Otros no pudieron escoger y por eso entiendo y respeto la necesidad de dar descanso a seres queridos o al menos saber que pasó con ellos.

Estaba leyendo en el Blog de Luís Antequera en Religión en Libertad, sobre unos Hermanos Garrido que se han encargado, en los últimos años, de rastrear y repatriar restos de caídos de la División Azul. Al respecto de esa noticia, un señor que firma como "Luis Español" dijo, con una ecuanimidad desconocida en nuestra sociedad pluralista, que reconocía el derecho de los parientes de estos soldados de recibir sus restos y darles sepultura, pero también reconocía ese mismo derecho de otros cuyos familiares llevan décadas enterrados en tumbas anónimas a la vera de algún camino español.

Yo reconozco el derecho de todo familiar de desaparecidos durante el Gobierno Militar en Chile de saber qué pasó con sus parientes, cómo y dónde murieron, dónde fueron enterrados o desaparecidos y, si es posible, darles a sus restos la sepultura que ellos crean necesaria y digna.

Lo que no reconozco es que ese derecho tan sagrado sea manipulado por elementos facciosos y oportunistas que sirven intereses creados y ayudan a tergiversar la historia. Eso lo explica Luis Español mejor que yo y me permito citarlo. “Fue una pena que el fanatismo del actual Gobierno manchara una iniciativa profundamente moral y sensata mezclándola con un juicio al franquismo que es un juicio al de donde venimos”.

A veces yo también cuestiono las razones tras la muerte de Mauro y busco culpables, exijo justicia, y planeo venganzas. Es un ejercicio inútil. No revive a los muertos. Aunque no niego que da sosiego el saber que pasó con ellos. No el “donde están” porque al final, ninguno sabe donde van nuestros muertos luego que dejan la tierra.

Sin embargo, entiendo y un poco envidio ese consuelo que otorga el tener una tumba donde ir a rezar. Hay días en que quisiera ir a ese naranjo y saber que... ¿los gusanos se están comiendo a Mauro? ¡Nooo! Lo prefiero donde está. Entonces recuerdo a una hermana de mi abuela materna que perdió dos hijas en Oswiecim.

Aunque la familia de mi madre no era particularmente religiosa, sé que a mi tía la incomodaba que sus hijas hubiesen sido incineradas, algo contrario al Judaísmo. Pero no creo que su pena fuese menor si los Nazis le hubiesen entregado los cuerpos de las niñas para que los enterrase en el cementerio judío de Trieste, su ciudad natal.

Ninguna tumba nos consuela realmente de la pérdida de los seres queridos, ni la falta de tumbas nos quita nuestros recuerdos.

viernes, 25 de junio de 2010

De burkas y otras cosas de mujeres



Siempre he dicho que hay tres espacios donde los machos no deben meter la nariz: la sala de partos, la cocina y el guardarropa femenino. Es por culpa de modistos y diseñadores que se han creado falsas imágenes de belleza femenina y que confunden a las mujeres con expectativas irreales sobre sus cuerpos. Ahora veo con estupor que no sólo los modistos se involucran en lo que debe usar o no una mujer, se les agregan los legisladores "progres" y las legisladoras feministas (que al final terminan siendo más machistas que los talibanes). Me refiero a la lucha que se está dando en Occidente, y específicamente en España, por prohibir el burka y otras prendas propias de mujeres musulmanas.

Comienzo exponiendo tres postulados:
1. El burka esclaviza a las mujeres.
2. Ninguna de las esposas del Profeta usó un burka y no hay ninguna ley islámica de que las mujeres tienen que andar enfundadas en sacos negros.
3. Es un peligro para la sociedad tener gente tan tapada que sea imposible identificarlas

De estos postulados se puede derivar el siguiente silogismo: todos esos trapos son trampas machistas, armas opresoras y antisociales, y deberían abolirse.
No necesariamente.

Es cierto que las mujeres de Mahoma ni conocían estas prendas tan complejas, pero también es cierto que las mujeres bíblicas, las romanas paganas y las cristianas medievales se cubrían con mantos o velos para protegerse del clima, del polvo del camino, o para resguardar su intimidad. Bajo un velo, una mujer puede ser anónima, y puede poseer un poquito de privacidad en un mundo donde la intimidad se ha vuelto un lujo. ¿Cuántas veces me he tapado la cabeza antes de ir a la peluquería para que no se vea que no me lave el pelo o que ando con más cachirulos que Doña Florinda? Por eso comprendo que haya mujeres que se nieguen a andar con las mechas al aire o exhibir sus cuerpos. Un burka esconde rollos de grasas, pechugas caídas, cuerpos sin lavar y cabezas despeinadas.

Más en serio, el velo integral preserva el anonimato de mujeres que no desean ser reconocidas porque en eso les va la vida. Leía sobre una marroquí que al ser entrevistada decía que tapada no la reconocerían fanáticos fundamentalistas que luego querrían matarla por atreverse a aparecer en televisión. O sea, el velo sigue siendo una protección para muchas mujeres. Antes que vetar velos, habría que vetar lo que obliga a las mujeres a esconderse bajo sus ropas.

Todas las grandes religiones son patriarcales, pero también todas dan espacio a un gran abstracto llamado “el sacro principio femenino”. Cuando elementos machistas pisotean ese principio es que se desencadenan en el Islam distorsiones dogmáticas como la obligación de disfrazar a las mujeres con una prenda inventada por una tribu afgana que siquiera era musulmana. Pero con esa devoción tan en boga hoy en día que es la fe en los medios, también aparece en la Sociedad Occidental la distorsión de desnudar a las mujeres hasta del vello capilar y decirles no sólo como deben vestirse sino también como andar más piluchitas para placer de libidinosos y libidinosas.

Vivimos en un Occidente que busca revelarlo todo, esconder nada. Incluso nuestros cuerpos deben estar expuestos como señal de una mal llamada libertad. Existe un prurito libertario de enseñar el cuerpo, al punto que se ve la ropa como una forma de censura. Se olvida que la ropa es una manera de proteger nuestra anatomía y se llega al extremo más grotesco. No basta con empelotarse, además hay que erradicar todo el vello del cuerpo. Una razón por la que la pornografía dejó de interesarme fue que me daba asco ver hombres sin vello, parecen cabros chicos o pollos recién salidos del cascarón. En un mundo que le gustaría hasta quitarse el pellejo, incomoda que haya gente que se tape, en vez de enseñar lo que ahora es propiedad de todos.

Por eso es peligroso sentar un precedente legal sobre lo que se puede poner sobre la cabeza de las mujeres. Porque esta guerra abarca esa mortaja llamada "burka" y también a sus hermanas, el niqab, elvelo, el manto, la bufanda. Y al final todas estas medidas terminan cargando contra la gran enemiga de los progres, la manifestación religiosa.

Como están en día las leyes que, más que prevenir y proteger, promueven la desmesura, puede que si se destierra el velo integral, luego vengan medidas contra otras prendas. Así las judías ortodoxas no podrán usar sombrero ni peluca, las monjas no podrán cubrirse con tocas, las gitanas con pañuelo y no se podrá llevar mantilla a los toros ni a las romerías. Ah pero se me olvida, pronto no habrá toros, y hace tiempo que Zapatero quiere abolir romerías y procesiones.

Es cierto que para muchas fundamentalistas usar un velo o alguna cobertura capilar es una declaración ideológica. ¿Pero entonces por que no se les prohíbe a los hombres ponerse keffyehs? Los energúmenos que trataron de linchar a unos israelíes en una unversidad madrileña hace unas semanas llevaban keffyehs en el cuello, y bien recuerdo a Zapatero dejándose fotografiar con ese trapo en el cogote. Tal vez deberían obligar a Zapatero a usar burka. El sí merece ser reprimido.

jueves, 24 de junio de 2010

¿Les colgarán un sambenito?





Lo último, en todos los sentidos de la palabra, es que la Comunidad Gay madrileña en un esfuerzo de tolerancia aceptará la presencia de los impíos gays israelíes. Epa, momento, podrán marchar pero a pata. Se les niega el derecho de ir en carroza. Yo que los israelíes me quedaba en casa antes que marchar como esclavos de Judea tras la carroza del César.

Israel es reconocida por sus políticas tolerantes hacia los homosexuales. Curioso para quienes acusan a esa nación de ser una teocracia. En teoría, el sistema legal israelí se apoya en el judaísmo que aborrece la sodomía, pero en un despliegue de tolerancia se han olvidado de ese factor. Es el único país de la región donde los gays salen del closet, hacen piruetas en desfiles anuales en Tel Aviv, y sus uniones civiles son reconocidas. Qué diferencia con Irán donde a los homosexuales se les cuelgan de grúas, de Irak donde se incendian sitios frecuentados por gays, y de otros países musulmanes donde la sodomía es un crimen.

Me pregunto de qué les sirve esa tolerancia. El Lobby Gay jamás ha levantado un dedo por Israel, y ahora parece que sus miembros españoles se tragaron Los Protocolos de los Sabios de Sión y señalan con odio a la comunidad gay israelí por no protestar las decisiones de un gobierno que les protege y les da una igualdad que no ofrecen a sus congéneres los países enemigos de Israel.

No soy homófoba porque para serlo tendría que odiar a Federico y a Oscar Wilde cuyas literaturas me parecen nacidas de una inspiración divina. No soy homófoba porque eso me haría odiar a Sir Elton John que ha hecho gala de decencia y sentido común, presentándose en Israel, cuando otros artistas, inferiores a él, cancelaron sus tours por Tierra Santa. No soy homófoba, ¡pero cómo me chincha el Lobby Gay, su cinismo, su afán de provocar, sus presiones degradantes, sus aires de víctima, su hipocresía y su ramplonería reflejada en estos payasescos desfiles que ahora sirven para demostrar su retorcimiento moral hacia quienes ellos dicen representar!




En estos días he estado leyendo datos interesantes. He leído de homosexuales que no están contentos con su condición y que buscan terapias para cambiar de orientación sexual o al menos vivir en castidad. Más allá de si esto es un timo, si la homosexualidad es una patología o si tiene cura, me sorprende saber que en esta era que parecía un paraíso gay, haya homosexuales que no sienten, como Ricky Martin, que el serlo sea “una bendición de D-s”.

He leído de grupos gays periféricos que se han opuesto a la decisión totalitaria de impedir que vinieran los israelíes, en carroza o a pie, y que fueron silenciados. He oído de grupos homosexuales españoles “marginales” que votan por el PP y no creen que se deba gastar millonadas en desfiles peripatéticos, cuando más se puede hacer por la comunidad en otros aspectos. Lei un informe que de cada 10 homosexuales uno esta infectado de Sida. Más dinero debería gastarse en evitar, curar el virus VHIS, o en atender a los enfermos, que en carrozas chocarreras.

Ya lo dije, sería mejor que los israelíes no se presentaran en Madrid, pero capaz que lo hagan y desfilen hasta la Plaza Mayor donde les espera un auto-de-fe. Capaz que hasta les cuelguen un sambenito, porque antes que homosexuales son judíos y eso la Inquisición Gay no lo perdona.

domingo, 20 de junio de 2010

Se necesita, se busca, urgente, un héroe judío





Siguiendo con el tema de la imagen, y dejando a un lado a Israel que ya está claro que para el mundo es una nación de ogros come-niños, la idea de los judíos en el imaginario occidental sigue siendo tan negativa como en la era pre-Holocausto. Aunque no tanto como en el mundo árabe donde en el kindergarten les enseñan a los pequeños que los judíos somos producto de la cópula entre Porky Pig y la Mona Chita, y donde se hacen miniseries sobre vampiros judíos que acaparan sangre para amasar el pan ácimo de Pesaj.



En el Occidente, la visión difiere de ideología a ideología. Para la Derecha somos comunachos pornógrafos, para la Izquierda somos banqueros narigones, estafadores y hambreadores del pueblo, No se les puede culpar cuando lo primero que se les viene a la mente al mencionar al “judío” son las caras de Madoff o Mauricio Israel. Finalmente, en el mundo cristiano todavía hay muchos que nos ven como tercos deicidas incapaces de reconocer que un rabino-carpintero judío era el Mesías. Con imágenes tan perjudiciales como esas me quedo con las del mundo musulmán que al menos nos ve como villanos de comic, cruces entre el Conde Vrolok y el Hombre-Chancho que todavía asusta niños en los cerros porteños.



A pesar de que los judíos han manejado (o se les ha acusado de hacerlo) la industria del cine y de la televisión y que hemos dado al mundo millones de literatos, existe una escasez atroz de héroes judíos de ficción. En su afán por mantener, lo que sus detractores llaman, la Industria del Holocausto, se convierte a los judíos en víctimas unidimensionales, para nada gloriosas. O sino se perpetúan iconografías de vaudeville y del teatro Yiddish, muy simpáticas, pero poco heroicas. Tevye, el lechero, aunque sea un magnifico personaje, es un protagonista, no un súper héroe como lo es Ben-Hur.



Lo curioso es que Ben Hur fue escrito por un Gentil, El General Lew Wallace, que cuando no andaba persiguiendo a Billy the Kid, se entretenía componiendo la saga de un príncipe judío, contemporáneo de Jesús, que cae en desgracia, y que de esclavo de galeras pasa a ser patricio romano. Los grandes héroes judíos nacieron de la pluma de los no judíos desde el Nathan, el Sabio de Lessing hasta el Daniel Deronda de George Eliot, sin olvidar al Daniel Morton galdosiano.




En cambio, la literatura judía, aparte de los bestsellers de Leon Uris, carece de héroes. Sus protagonistas son ciudadanos medios, neuróticos y llenos de malas costumbres como el Portnoy de Philip Roth. Para que decir en el cine donde estamos humillantemente representados por émulos del Seinfeld televisivo, mediocres ególatras y caricaturescos como los héroes de Ben Stiller, Adam Sandler, y esa fauna de perdedores que pueblan los filmes de Judd Apatow. Serán muy identificables, pero no son cautivadores. No dan una imagen que enamora de héroes intrépidos y decididos que salvan a la comunidad y que hacen desmayar a las damas con su sensual apostura.



Por algo en esa fabula “apatowiana” llamada "Knocked Up", Seth Rogen hace una declaración controversial, pero memorable, de que si esa noche él y su pandilla de losers consiguen compañeras de cama será sólo porque Eric Bana anda matando terroristas en "Múnich". Resulta irónico que Spielberg en su saga del Holocausto tenga como héroe a Ozkar Schindler, un miembro del partido Nazi, pero cuando desea crear un héroe judío, éste tenga que ser un asesino. Sin embargo, es innegable que el Avner de "Múnich" tiene su sex appeal, ayudado por ese metro noventa de anatomía australo-croata de Eric Bana. Y, vamos. ¿Acaso James Bond no mata gente?



En mi entrada anterior mencionaba que los árabes tienen una tradición de héroes gallardos. Algo que permite que muchos admiren su cultura y hasta las proezas de los terroristas. ¿No tenemos los judíos una tradición épica que se equipare a las leyendas persas, a las Mil y una Noches, a los romances fronterizos o a los quehaceres de los sarracenos heroicos del Orlando, el furioso?



Pues si, puesto que la mitad de los arquetipos que gobiernan la ficción nacen de un libro judío, la Biblia. Por algo en los 50’s, en el ocaso de los grandes estudios hollywoodenses, se crearon superhéroes judíos y símbolos sexuales extraídos del libro más sagrado del universo. Así había un Gregory Peck dando vida a un rey David, más interesado en la mujer del vecino que en matar a Goliat; un Salomón con la calva de Yul Brynner que se convertía en esclavo de las caderas de la Lollobrigida, en "Salomón y la Reina de Saba;" y a Charlton Heston se lo peleaban Gene Tierney e Ivonne de Carlo en "Los 10 mandamientos". Pero hoy, en una era en que las creencias judeo-cristianas están bajo fuego, sería imposible y poco rentable dramatizar las aventuras de héroes bíblicos.



Una lástima, porque en el Talmud y en el Midrash hay kilos de superhéroes judíos. El Rabino Meier, esposo de la sin par Bruriah, que rescata doncellas de manos de tratantes de blancas; El Rabino Acha Ben Jacon que mataba dragones como Sigfrido; El Rabino Ismael, sumo sacerdote, tan sexi que la hija del gobernador romano intenta salvarlo del martirio; y el Rabino Shimon Bar Yohai que sabía más magia que Harry Potter y hasta exorcizó a una hija del César.



A través de nuestra Diáspora, los judíos hemos tenido súper héroes reales de todos los tipos: magos, mercenarios, grandes soldados y hasta piratas, pero se ha despilfarrado la oportunidad de explotar ese material épico que quizás distrajese a la opinión mundial de lo que ocurre o no ocurre en la Franja de Gaza.




Al que le parezca que ofrezco una solución simplista o frívola, vale recordarle que los niños y jóvenes, aprenden más de entretenimientos audiovisuales que de los textos escolares. Y una vía para derrotar prejuicios y crear un buen pérfil es precisamente el entretenimiento dramatizado. Por algo, el Lobby Gay, como antes el Afro-americano y el Feminista, siempre vigila las imagenes que el cine o la televisión presentan de miembros de su comunidad.



Por eso, necesitamos héroes judíos de peso, no víctimas llorosas, ni antisociales que se masturban en los rincones, ni asesinos, por bonitos que sean. Necesitamos de un Don Quijote o de un Rhett Butler circuncidados.

viernes, 18 de junio de 2010

¿Será que todo lo que se necesita sea un cambio de imagen?




Aparte de Sir Elton John (Hip, hip, hurra), la mayoría de los artistas que tenían conciertos en Israel este año, los han cancelado. Los trabajadores de muelles suecos hicieron un boicot de una semana en contra de los barcos israelíes, y tres naciones retiraron sus embajadores de Israel. Leía esta mañana un comentario de Ronen Bergman de que la guerra contra la opinión mundial la ha perdido Israel.

“El problema no es de mercadotecnia, el problema está en el producto” decía el comentarista israelí. Discrepo con él. Con el corazón en la mano y cinismo en la cabeza, digo que vivimos en una era mediática donde no prima la verdad sino la lógica de los sofistas. No es lo que es sino como lo presentas. Todo se puede vender. Por algo los árabes y el Islam se venden tan bien. Un buen vendedor puede vender impermeables en el desierto, pero los judíos que se precian de ser buenos vendedores, no saben venderse a sí mismos.

Últimamente veo en foros a españoles y latinoamericanos, aun los que defienden a Israel, que dicen que los judíos son gente cerrada, que no se mezclan con otros pueblos, y que se sabe poco de ellos. Casi me caigo de la silla. ¿Es que acaso nos escondemos, vivimos en las catacumbas? No somos masones ni el Grupo Bilderberg. Pero luego entendí. Como producto los judíos no vendemos, por lo tanto somos casi invisibles. No somos parte de la cultura masiva, no tenemos súper héroes ni símbolos sexuales.

Pensar que hubo una época en que Moshe Dayan era un sex symbol y que el ejército israelí, gracias a su imagen, no era considerado una pandilla de Hitler Jugends por quienes hoy ni pueden encontrar a Israel en el mapa. Poca gente sabe que una actriz tan taquillera como Natalie Portman nació en Jerusalén, en cambio hasta en la “pobla” saben que los judíos matan inocentes pacifistas armados de saquitos de arroz para los hambrientos niños palestinos. Eso es muy significativo.

¿Qué ocurrió poco después de la caída de las Torres Gemelas en la cultura masiva de América Latina? Pues que Shakira comenzó con sus bailes árabes, en Brasil hicieron El Clon, una telenovela que ha sido un éxito mundial y que hasta ha ameritado refrito, y hasta en Televisa, Edith González hizo la danza del vientre, en Salomé. Lo cierto es que después de una década de lucha armada contra el terrorismo islámico, el público occidental cada vez está mas fascinado por la cultura árabe y cada vez más dispuesto a demonizar a los judíos de los lo que lo ignoran todo.

Es irónico que los terroristas islámicos cometieran una masacre en el metro madrileño, y España desde entonces sea cada vez más pro-árabe. Eso debería tranquilizar a gente como Ronen Bergman que pesimistamente no ve una salida al problema de imagen de israel. En los 60’s y 70’s, hasta en la misma USA, se consideraba a los soldados americanos como asesinos de bebés vietnamitas. Hoy ya nadie recuerda eso. ¿Por qué? Por que gracias a Hollywood, el gringo siempre se vende, y gracias a las Mil y una Noches, siempre en la imaginación popular reinará la imagen del caballero árabe que con una mano degüella infieles con su cimitarra y con la otra escribe poemas de amor.

¿Por qué los judíos no tenemos una imagen parecida? ¿Por qué se recuerda más en la literatura al Fagin de Dickens y al Shylock de Shakespeare que a los protagonistas de novelas de Chaim Potok? (Continuará)

lunes, 14 de junio de 2010

Analfabetismo moral y The Reader




Cuando comencé a ver The Reader, me dije que no era un filme sobre el Holocausto, sino sobre secretos vergonzosos y analfabetismo.
Hago memoria y recuerdo cuando no sabía escribir, pero no recuerdo algún momento en que no supiese leer. Para mi, el leer es el segundo gran placer de la vida. Me da pavor quedar ciega, por primera vez sabría lo que es ser analfabeta. Por eso entendí a Hannah, la protagonista, hasta que me di cuenta que no la motivaba el terror al analfabetismo, sino el miedo a que supiesen que no sabía leer.
Todos tenemos secretos inconfesables: nos da vergüenza que se sepa que amamos sin ser correspondidos, que nuestros cuerpos debajo de la ropa no sean lo que deben ser, que pensamos de manera diferente a la mayoría. Como Hannah, construimos nuestras vidas alrededor de nuestros miedos y secretos.
Antes que aceptar una promoción en la Fabrica Siemens que revelaría su analfabetismo, Hannah opta por ser guardia en Auschwitz. Más tarde, durante su juicio, prefiere adjudicarse la culpa de la matanza de prisioneras judías antes que confesar que no sabe escribir. Es condenada en un tribunal alemán a cadena perpetua.
Irónicamente, es en la cárcel donde Hannah aprende a leer y a escribir. Pero siempre de manera clandestina, a través de un medio auto-didacta y de los casetes que le envía Michael, un abogado que fue su amante en su juventud. Ingenuamente, Michael cree que al alfabetizarse, Hannah comprenderá la magnitud de su culpa. ¿Cómo podría si el mismo ilustrado Michael no lo hace? Fue ahí que entendí que The Reader es efectivamente un filme sobre el Nazismo.
La Alemania Nazi no fue construida ni por analfabetos ni por auto-didactas. Fue construida por gente instruida, por universitarios, por abogados que lograron deformar un sistema legal para que fuese cómplice de sus transgresiones. Cuando Hannah le pregunta al juez: “¿Qué hubiera hecho usted en mi lugar?”, él no se digna a responderle amparándose en su altura moral. Pero muchos jueces, de hecho la gran mayoría, en el lugar de Hannah siguieron órdenes e hicieron la vista gorda. Más encima ayudaron a que las leyes protegieran tanto a perpetradores como a crímenes que no unicamente cobraron vidas de judíos. Y fue la elite educada del Nazismo la que utilizó a timoratos incultos como Hannah para desempeñar su trabajo más sucio.
La razón por la cual un Occidente, tan soberbio como el juez de Hannah, acusó a los alemanes de culpa colectiva y no hizo algo parecido con otras naciones genocidas como Ruanda y Kampuchea, es porque Alemania era una nación civilizada. Si se culpan gobiernos pero no poblaciones del Tercer Mundo o incluso de la Unión Soviética estalinista, es porque se parte de la base que la gran mayoría de sus habitantes son gente indocta, de inteligencia limitada. En cambio, Alemania no sólo había dado a la humanidad artistas, literatos y científicos, además había dado cátedra en civismo y legalidad.
Es por pertenecer a tan elevada civilización que Hannah siente más vergüenza por no saber leer. Sin embargo el aprender a leer no le enseña la diferencia entre el Bien y el Mal, porque ni los sabios occidentales lo entienden.
Hasta el día de hoy, " Hitler "es un término genérico y ultra vago para todo lo malo, venga éste de Izquierda o Derecha. Obama es Nazi, El Chavo del Orinoco es un Hitler, Israel tiene políticas dignas del Nazismo, y Saddam era Adolf, hasta tenía el bigotito. Los del Marvi Marmara les gritaban a los soldados israelíes “¡Vuélvete a Auschwitz!”, pero ya de retorno en sus lares, gemían que el comportamiento de los soldados era igualito al de los S.S.. Es grotesca, es obscena, es analfabeta tanta tergiversación.
Hoy el sistema totalitario que nos domina son los medios de comunicación, que tal como otros regímenes totalitarios del pasado es manejado por gente extremadamente inteligente, ducha en tecnología y en técnicas de propaganda y manipulación de masas. Y los incautos que les compramos la pomada somos tan analfabetos como Hannah.
Hoy en día, la clase media tiene mayor acceso a la educación que en otras épocas, sin embargo existe un analfabetismo funcional. Por falta de tiempo y por una inercia que nace precisamente en el salón de clases, la gente no se educa, no crece, cree que los medios los informarán de todo lo que deben saber, hacer y pensar. En el siglo X, la humanidad occidental juraba que el mundo terminaba en el 1000DC, y que los no cristianos o los que no seguían a la Iglesia eran diablos. Hoy en día, creemos que en diciembre del 2012 ocurrirá un cataclismo y que quienes creen en D-s, no importa que nombre le den, tienen cuernos y rabo.
Hemos permitido que los medios sean nuestros guías morales, nuestros médicos y nuestros profesores. Si mañana nos dicen que comer excremento nos hará más esbeltos, que follar con nutrias es prueba de sanidad mental y que ponernos los calzones de sombrero es la última moda, lo creeremos y actuaremos en consecuencia. No queremos aprender, ni escudriñar verdades, tenemos miedo a que se sepa que no sabemos, que no estamos seguros, que somos diferentes. Mas grave aun, carecemos de apoyos espirituales que nos permitan diferir, cuestionar y aprender. Por eso somos analfabetos morales, tal como lo era Hannah.

jueves, 10 de junio de 2010

Un hombre peligroso



¿Saben quién es Grigori Perelman? Hasta hoy, yo no había oído hablar de este caballero.

Grigori Perelman es el mayor genio matemático del mundo. El único capaz de resolver “La conjetura de Poincare”, uno de Los 7 problemas del milenio (se refiere a problemas matemáticos). Para mí que apenas sé dividir, este señor es más que un genio.


El mundo científico ha querido honrar a tan ilustre sabio y le prepararon su ceremonia en Paris, con estatuita, premio de un millón de dólares …y el ruso los dejó esperando. Al parecer Don Grigori es un hombre tímido que lleva una vida humilde y ermitaña en un pisito de San Petersburgo. Da clases de matemáticas y vive de la pensión de su madre. En estos días anda muy ocupado resolviendo un nuevo problema. Según sus declaraciones, a través de las matemáticas ha descubierto la manera de probar la existencia de D-s. ¡Brrr! ¿No les dije que era un hombre peligroso?


Ya en marzo, Perelman había anunciado su intención de no ir a Paris, con estas palabras: “No quiero estar en exposición como un animal en el zoológico. No soy un héroe de las matemáticas. Ni siquiera soy tan exitoso. Por eso no quiero que todo el mundo me esté mirando.”


Tanto la comunidad científica, como los medios y sus lectores, han quedado perplejos ante la ausencia de este caballero y sus razones. ¿Quién en su sano juicio rechaza honores, premios, platita y la oportunidad de convertirse por un día en un fenómeno mediático?


Algunos se han quejado como si el matemático los hubiera dejado plantados ante el altar, le han acusado de loco y de vanidoso. Es abismal como se tergiversan los significados de las palabras. ¿Desde cuándo ir a recibir premios es una manifestación de humildad y cordura?


A nadie se le ha ocurrido que quien está descubriendo la prueba de la existencia de D-s, no necesita gastar tiempo en asistir a ceremonias fatuas. Que tal vez atraer la publicidad divina sea mejor negocio que aparecer en CNN o recibir un millón de dólares.

¿Buenas noticias?

Pocos medios de comunicación (sus razones tendrán) han cubierto la noticia de que del pérfido gobierno israelí levantará en parte el embargo a Gaza, y que después de tres años, podrán entrar en la Franja, jugos, alimentos en conserva, galletas y otros insumos.

El Ministro de Economía del Estado Palestino ha reaccionado con cierta soberbia semita (ya parece judío) diciendo que este es el primer plato, “estamos esperando el plato principal”. ¿Pero qué importa lo que digan en Ramala, cuando Gaza es parte del territorio controlado por Hamas? ¿Sabe la mayoría de los que lloran el martirio palestino bajo los Nerones israelíes, que en Palestina hay dos naciones que se llevan como el perro y el gato? Dudo que lo supieran los bienintencionados de la “flotilla libertina”, como muchos ignoran que el embargo de Gaza fue impuesto por Israel y Egipto. No todas las fronteras palestinas colindan con Israel.

Al final, todo es inconsecuente, puesto que Hamas ya ha dado ordenes a los empresarios de su territorio que no importen ninguno de estos productos israelíes (capaz que estén envenenados), puesto que la idea es que Israel levante el embargo por completo, y no a puchitos. Total, qué más da que los palestinos de Gaza no puedan comer galletas ni tomar jugo de naranja.

Por otro lado me entero que en el Desfile de Orgullo Gay de Madrid se han excluido a los homosexuales israelíes, porque los muy chanchos no rechazaron lo ocurrido con la flotilla libertina. Después que termino de reírme me pregunto: ¿Quiénes son los verdaderos verdugos del pueblo palestino? ¿Quienes son los que más discriminan contra los gays? La respuesta es que no hay peor enemigo del hombre que su propia especie. Que bueno es ser gato.

La última buena noticia, y dejemos al mundo para volver a Chile, es que Don Miguel Otero ha dimitido como Embajador en la Argentina tras sus francas declaraciones a la prensa de ese país sobre el Gobierno Militar. Me parece bien. Don Miguel es un hombre honesto, sincero, sin pelos en la lengua, agradecido y con los pantalones bien puestos, pero esas virtudes no le sirven a un diplomático.

La pregunta es por qué lo mandaron si sabían su postura. ¿No se dan cuenta los del gobierno que la humillación sufrida también los toca a ellos? ¿A quién nombrarán embajador ahora? Puesto que la prensa argentina estará dispuesta a investigar hasta los calzoncillos del sucesor de Otero. Pero Piñera no está ni ahí. Anda más preocupado de bucear hacia la Esmeralda. Al final, en Chile la clase política quiere hacer de todo, menos gobernar.

miércoles, 9 de junio de 2010

Sobre provocaciones y reacciones inevitables


En otro siglo, en un continente lejano, mi mamá trasplantó en nuestro jardín un árbol de durazno todavía en su infancia. Una mañana, un vecino se metió en nuestro jardín y arrancó el árbol de cuajo. Mi mamá lo vio por la ventana, y salió corriendo a gritarle en su poco inglés. Como el vecino continuara con su acometida, mi Ma agarró una pala y se dispuso a pegarle. Por suerte, yo estaba en casa y pude detenerla.




Ahí el facineroso nos dijo con mucho desparpajo que lo “amparaba” (siempre los provocadores se amparan en algún argumento frágil: ayuda solidaria, libertad de prensa) una clausula perdida, escrita con letra de pulga, en los estatutos del condominio de casas en el que vivíamos. Según la clausula, no se podían plantar frutales en un jardín frontal.




Pero lo curioso es que el hombre no vino a golpear nuestra puerta a mostrarnos el reglamento, sino que escogió una medida tortuosa a sabiendas que mi Ma iba a estar sola, era de carácter fuerte y como tenía el problema del idioma, no usaría el dialogo sino la acción. No creo que esperase que le partiera la cabeza, pero si que lo empujase o algo que él pudiese usar como argumento para llamar a la autoridad y así hacerla pasar un mal rato. Habían tenido algunos problemas en el pasado y buscó el modo más cobarde de combatirla: la provocación.




No puedo culpar a mi Ma por haber intentado defender su propiedad, por haberse asustado, por haberse sentido invadida y vulnerable. Como no puedo culpar a Israel de haber defendido su territorio, puesto que esos dichosos barquitos no planeaban pasarse la vida en aguas internacionales. Pararlos un metro antes o después es hilar fino, el resultado iba a ser el mismo. La flotilla ya había dejado clara su intención de meterse en aguas israelíes y meterse en los asuntos de una acción libre y soberana. Ya eso era bastante provocación.




Los lacayos de la corte de Obama, queriendo proteger sus culines, dicen que ellos advirtieron a Israel de usar “discreción”. ¿De qué cara—o hablan? ¿Cómo se usa la “discreción” cuando te agreden? Si a mi Ma le hubiéramos dicho que el vecino iba avenir a tal hora y tal día, a desgajarle su durazno, lo hubiera esperado….pala en mano. No hay otra manera de defenderte de una invasión que usar la fuerza. Esa famosa flotilla venía con la intención de invadir, y esa es una intención agresiva. ¿Por qué no ocurrió ningún desmán con el “Rachel Corrie”? Porque ese barco no venía en plan de provocación, por lo tanto no hubo pérdidas que lamentar.




La provocación es un método estimulado por ciertas profesiones como la periodística. Los paparazzi acosan a sus presas hasta que estas se ponen en un plan pendenciero y entonces se convierten en blanco de fotos bochornosas. No me sorprende que en la flotilla viajasen varios periodistas. No me sorprende que las victimas hayan enviado mensajes de Twitter para tener más publico, no hay mejores agentes provocadores que los medios. Y no hay manera de evitar su provocación. Hay que responderles. Todo el asunto de la “flotilla libertina” fue un inmenso plan de propaganda provocadora, digno de Goebbels.




Me voy a preparar una flotilla solidaria para llevarles comida a los kurdos sitiados en Turquía. ¿Algún periodista quiere acompañarme?

lunes, 7 de junio de 2010

Un mal llamado "progreso"



Una manifestación de la globalización es que nos enteramos que las palabras varían de significado de individuo a individuo. Una de esas es “progreso” que hoy no significa lo que ayer y para una gran mayoría, o al menos para una mayoría que tiene voz, adquiere una acepción diferente a la mía.


"Progreso" para mi va ligado a mejoras, a adelantos que procuran un bien común. Pero hoy sólo veo transformaciones que en vez de adelantarnos nos atrasan o nos confunden. ¿Qué otra cosa puede decirse de una cultura donde lo privado se vuelve publico, donde se atropella la intimidad y todo concepto de lo sagrado, y donde el consumismo nos esclaviza en vez de liberarnos o proporcionarnos una mejor calidad de vida?


Dicen los apodados “expertos” que la PC murió, que los ordenadores hay que tirarlos a la basura, que lo de ahora es el IPad y al que no le guste que se joda. Lo que no dicen es que el IPad es más caro que quedarse con un ya obsoleto computador personal. No todo el mundo puede darse el lujo de botar su sistema y reemplazarlo por el último grito en IPads.


Agréguenle que hay usuarios, como Violante, que nunca se han acostumbrado a los Notebooks, que ese minimalismo de espacio incomoda a los miopes, que esos teclados y pantallitas en miniatura son una pesadilla, para los con manos grandotas o dedos torpes. Pero la mentalidad totalitaria del comerciante exige que, en aras del progreso, todos adoptemos la nueva tecnología y rechacemos la vieja, que no por ser pasada de moda sea necesariamente inútil.


No todo el mundo cae tan fácil en esa trampa. Hay países donde todavía no hay computadoras. Quizás puedan heredar las nuestras, porque lamentablemente los chilenos de clase media para arriba, sí nos creemos el cuento de que botar las cosas por estar “out”, y reemplazarlas por lo que aún no sabemos si sirve de verdad, es señal de progreso. Por eso en Chile ya casi no se puede (al menos en la V Región) encontrar un video grabador. Peor, todavía no se ha encontrado un reemplazo, porque no han entrado al mercado las grabadoras de DVD.


Curiosamente en Gringolandia donde se originan estas fantasías de progreso, todavía se encuentran videograbadores, videocasetes, tiendas como Amazon siguen vendiendo entretenimiento en formato VHS, y todavía hay gente que goza viendo y creando colecciones de videos. Es que eso no afecta al verdadero "progreso".


Ayer, me quedé mirando sin muchas ganas un programa en TVE. Aparentemente, el programa era sobre progreso o como lo interpretan desde diferentes ópticas. Para una chinita, " progreso" era que su país, tras décadas de dictadura e irrespeto por los derechos civiles, ahora alcanzase un desarrollo económico equivalente al de USA. Para una chica española era que su vida ni se parecía a la de su abuela que durante la Guerra Civil tenía un solo vestidito que lavaba todas las noches y muchas veces debía ponerse cuando todavía estaba mojado.


Para un profesor sueco, en cambio, progreso era que en Suecia, los miembros del gobierno a pesar de pertenecer al Partido Conservador asistían en primera fila al Desfile de Orgullo Gay, y que las últimas mujeres elegidas como obispas de la Iglesia Luterana, era lesbianas y casadas con gente de su mismo sexo.


Me quedé para dentro. Cambié de canal y preferí ver The Wild Bunch, mi western favorito. Me importa un bledo que los conservadores vayan o no al Desfile Gay, y como no soy luterana, no estoy ni ahí en que haya obispas, lesbianas o hetero, casadas o solteronas, pero me daría vergüenza sentirme orgullosa de esos factores que alborozaban al sueco.


Luego medité y llegué a la conclusión que él debía ser gay o hijo de obispa lesbiana, pero aun así... No soy ajena al problema de las minorías, pertenezco a cuatro y he vivido en países intolerantes. Sé lo que son los prejuicios en contra de las mujeres, de los latinos, de los judíos y de los gorditos. Yo pertenezco a esas minorías, pero me cag-ia de la risa si hicieran una ley para que todos los alcaldes fueran gordos, o que las mujeres fueran curas, y no creo que me alegrase que Piñera se convirtiera al judaísmo.


Jamás se me ocurriría hacer un lobby para que entrasen más judíos al ejercito chileno o que hubiera rabinos militares como los hay en USA y Francia. No consideré que fuera una señal de progreso tener una ministra como la Poniachik, y aunque en privado me da gusto que Hinzpeter sea judío, sé que si está allá arriba es por sus meritos y no porque tener un Ministro del Interior circuncidado sea señal de progreso.


Al final, “progreso” no es un término genérico.

domingo, 6 de junio de 2010

Unas preguntitas, señores pacifistas



Aparte de que si el ataque efectivamente ocurrió en aguas internacionales, lo que es ilegal, y aparte de que deploro la pérdida de vidas humanas si de verdad algunas de ellas pertenecían a pacíficos altruistas, tengo unas preguntas.


¿Qué hubiera pasado si, en 1938, los suizos hubiesen mandado un tren a Alemania, sin permiso de las autoridades, cargado de ayuda humanitaria para la comunidad judía? ¿Creen que los alemanes les hubieran recibido con besos y flores?


Pensemos en muchos países donde hay poblaciones maltratadas. ¿Por qué no hubo flotillas de ayuda humanitaria para los kurdos en los días de Saddam? ¿Para los camboyanos durante el régimen de Pol Pot? ¿Por qué nunca se ha enviado ayuda humanitaria a la Cuba bajo un embargo gringo?


Por último, ¿por qué se insistió en mandar esta ayuda aun después que Hamas hizo declaraciones de que no aceptaría ayuda internacional a menos que Israel levantase el embargo?

¡He regresado!



Queridos amigos y seguidores, antiguos y modernos,
Con gran placer y nostalgia les hago aviso de que reabro mi blog, tras casi dos años de ausencia.

La primera noticia es dolorosa. Mauricio, el noble y sabio gato que apadrinó este blog cumple un año, este mes, de haberse ido al Olaam-Ha-bah donde nadie miente y nadie odia a los gatos judíos, disfrazando ese odio de pacifismo. Este blog sigue siendo mi homenaje a quien fuera mi mejor amigo, compañero e hijo por más de 13 años.


Lo segundo es que esta Violante vuelve con más rabia y más enojona que nunca. Que ya tengo cincuenta años de oír barbaridades de parte de esta humanidad cada día más paradójica, por no llamarla bruta.


Violante no se queda en el pasado. Violante tiene Facebook y tuitea, todavía con mucha duda y mucha cautela, pero quizás Uds. le enseñen a usar esas armas “anticristicas” para poder luchar contra las fuerzas oscurantistas que hoy pretenden dominarnos.


Bienvenido sea todo consejo, guía y opinión.