Cuando comencé a ver The Reader, me dije que no era un filme sobre el Holocausto, sino sobre secretos vergonzosos y analfabetismo.
Hago memoria y recuerdo cuando no sabía escribir, pero no recuerdo algún momento en que no supiese leer. Para mi, el leer es el segundo gran placer de la vida. Me da pavor quedar ciega, por primera vez sabría lo que es ser analfabeta. Por eso entendí a Hannah, la protagonista, hasta que me di cuenta que no la motivaba el terror al analfabetismo, sino el miedo a que supiesen que no sabía leer.
Todos tenemos secretos inconfesables: nos da vergüenza que se sepa que amamos sin ser correspondidos, que nuestros cuerpos debajo de la ropa no sean lo que deben ser, que pensamos de manera diferente a la mayoría. Como Hannah, construimos nuestras vidas alrededor de nuestros miedos y secretos.
Antes que aceptar una promoción en la Fabrica Siemens que revelaría su analfabetismo, Hannah opta por ser guardia en Auschwitz. Más tarde, durante su juicio, prefiere adjudicarse la culpa de la matanza de prisioneras judías antes que confesar que no sabe escribir. Es condenada en un tribunal alemán a cadena perpetua.
Irónicamente, es en la cárcel donde Hannah aprende a leer y a escribir. Pero siempre de manera clandestina, a través de un medio auto-didacta y de los casetes que le envía Michael, un abogado que fue su amante en su juventud. Ingenuamente, Michael cree que al alfabetizarse, Hannah comprenderá la magnitud de su culpa. ¿Cómo podría si el mismo ilustrado Michael no lo hace? Fue ahí que entendí que The Reader es efectivamente un filme sobre el Nazismo.
La Alemania Nazi no fue construida ni por analfabetos ni por auto-didactas. Fue construida por gente instruida, por universitarios, por abogados que lograron deformar un sistema legal para que fuese cómplice de sus transgresiones. Cuando Hannah le pregunta al juez: “¿Qué hubiera hecho usted en mi lugar?”, él no se digna a responderle amparándose en su altura moral. Pero muchos jueces, de hecho la gran mayoría, en el lugar de Hannah siguieron órdenes e hicieron la vista gorda. Más encima ayudaron a que las leyes protegieran tanto a perpetradores como a crímenes que no unicamente cobraron vidas de judíos. Y fue la elite educada del Nazismo la que utilizó a timoratos incultos como Hannah para desempeñar su trabajo más sucio.
La razón por la cual un Occidente, tan soberbio como el juez de Hannah, acusó a los alemanes de culpa colectiva y no hizo algo parecido con otras naciones genocidas como Ruanda y Kampuchea, es porque Alemania era una nación civilizada. Si se culpan gobiernos pero no poblaciones del Tercer Mundo o incluso de la Unión Soviética estalinista, es porque se parte de la base que la gran mayoría de sus habitantes son gente indocta, de inteligencia limitada. En cambio, Alemania no sólo había dado a la humanidad artistas, literatos y científicos, además había dado cátedra en civismo y legalidad.
Es por pertenecer a tan elevada civilización que Hannah siente más vergüenza por no saber leer. Sin embargo el aprender a leer no le enseña la diferencia entre el Bien y el Mal, porque ni los sabios occidentales lo entienden.
Hasta el día de hoy, " Hitler "es un término genérico y ultra vago para todo lo malo, venga éste de Izquierda o Derecha. Obama es Nazi, El Chavo del Orinoco es un Hitler, Israel tiene políticas dignas del Nazismo, y Saddam era Adolf, hasta tenía el bigotito. Los del Marvi Marmara les gritaban a los soldados israelíes “¡Vuélvete a Auschwitz!”, pero ya de retorno en sus lares, gemían que el comportamiento de los soldados era igualito al de los S.S.. Es grotesca, es obscena, es analfabeta tanta tergiversación.
Hoy el sistema totalitario que nos domina son los medios de comunicación, que tal como otros regímenes totalitarios del pasado es manejado por gente extremadamente inteligente, ducha en tecnología y en técnicas de propaganda y manipulación de masas. Y los incautos que les compramos la pomada somos tan analfabetos como Hannah.
Hoy en día, la clase media tiene mayor acceso a la educación que en otras épocas, sin embargo existe un analfabetismo funcional. Por falta de tiempo y por una inercia que nace precisamente en el salón de clases, la gente no se educa, no crece, cree que los medios los informarán de todo lo que deben saber, hacer y pensar. En el siglo X, la humanidad occidental juraba que el mundo terminaba en el 1000DC, y que los no cristianos o los que no seguían a la Iglesia eran diablos. Hoy en día, creemos que en diciembre del 2012 ocurrirá un cataclismo y que quienes creen en D-s, no importa que nombre le den, tienen cuernos y rabo.
Hemos permitido que los medios sean nuestros guías morales, nuestros médicos y nuestros profesores. Si mañana nos dicen que comer excremento nos hará más esbeltos, que follar con nutrias es prueba de sanidad mental y que ponernos los calzones de sombrero es la última moda, lo creeremos y actuaremos en consecuencia. No queremos aprender, ni escudriñar verdades, tenemos miedo a que se sepa que no sabemos, que no estamos seguros, que somos diferentes. Mas grave aun, carecemos de apoyos espirituales que nos permitan diferir, cuestionar y aprender. Por eso somos analfabetos morales, tal como lo era Hannah.
2 comentarios:
Senorita Violante,
Muchas gracias por este analisis. Confieso que cuando vi la pelicula, no comprendi a Hannah. Para mi la verguenza hubiera sido preferible al encierro! Pero asi como lo explica, poniendo en perspectiva la reputacion cultural de Alemania y lo que significa ser analfabeta en esa nacion, lo entiendo mucho mejor. Y si, es verdad, los mas habiles, no necesariamente los mas cultos (solo basta con mirar los lideres de nuestros paises) siempre han sabido aprovecharse de la ignorancia y la desinformacion del pueblo votante.
Me ha dado mucho en que pensar, en particular con esto:
"Hemos permitido que los medios sean nuestros guías morales, nuestros médicos y nuestros profesores."
Y esto:
"No queremos aprender, ni escudriñar verdades, tenemos miedo a que se sepa que no sabemos, que no estamos seguros, que somos diferentes. Mas grave aun, carecemos de apoyos espirituales que nos permitan diferir, cuestionar y aprender. Por eso somos analfabetos morales, tal como lo era Hannah."
Que gran verdad.
Señorita María Dolores,
¡Qué gusto verla! Que triste que hace dos años que escribí este post y siga tan vigente. El nivel de analfabetismo moral aumenta día a día.
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