viernes, 18 de junio de 2010
¿Será que todo lo que se necesita sea un cambio de imagen?
Aparte de Sir Elton John (Hip, hip, hurra), la mayoría de los artistas que tenían conciertos en Israel este año, los han cancelado. Los trabajadores de muelles suecos hicieron un boicot de una semana en contra de los barcos israelíes, y tres naciones retiraron sus embajadores de Israel. Leía esta mañana un comentario de Ronen Bergman de que la guerra contra la opinión mundial la ha perdido Israel.
“El problema no es de mercadotecnia, el problema está en el producto” decía el comentarista israelí. Discrepo con él. Con el corazón en la mano y cinismo en la cabeza, digo que vivimos en una era mediática donde no prima la verdad sino la lógica de los sofistas. No es lo que es sino como lo presentas. Todo se puede vender. Por algo los árabes y el Islam se venden tan bien. Un buen vendedor puede vender impermeables en el desierto, pero los judíos que se precian de ser buenos vendedores, no saben venderse a sí mismos.
Últimamente veo en foros a españoles y latinoamericanos, aun los que defienden a Israel, que dicen que los judíos son gente cerrada, que no se mezclan con otros pueblos, y que se sabe poco de ellos. Casi me caigo de la silla. ¿Es que acaso nos escondemos, vivimos en las catacumbas? No somos masones ni el Grupo Bilderberg. Pero luego entendí. Como producto los judíos no vendemos, por lo tanto somos casi invisibles. No somos parte de la cultura masiva, no tenemos súper héroes ni símbolos sexuales.
Pensar que hubo una época en que Moshe Dayan era un sex symbol y que el ejército israelí, gracias a su imagen, no era considerado una pandilla de Hitler Jugends por quienes hoy ni pueden encontrar a Israel en el mapa. Poca gente sabe que una actriz tan taquillera como Natalie Portman nació en Jerusalén, en cambio hasta en la “pobla” saben que los judíos matan inocentes pacifistas armados de saquitos de arroz para los hambrientos niños palestinos. Eso es muy significativo.
¿Qué ocurrió poco después de la caída de las Torres Gemelas en la cultura masiva de América Latina? Pues que Shakira comenzó con sus bailes árabes, en Brasil hicieron El Clon, una telenovela que ha sido un éxito mundial y que hasta ha ameritado refrito, y hasta en Televisa, Edith González hizo la danza del vientre, en Salomé. Lo cierto es que después de una década de lucha armada contra el terrorismo islámico, el público occidental cada vez está mas fascinado por la cultura árabe y cada vez más dispuesto a demonizar a los judíos de los lo que lo ignoran todo.
Es irónico que los terroristas islámicos cometieran una masacre en el metro madrileño, y España desde entonces sea cada vez más pro-árabe. Eso debería tranquilizar a gente como Ronen Bergman que pesimistamente no ve una salida al problema de imagen de israel. En los 60’s y 70’s, hasta en la misma USA, se consideraba a los soldados americanos como asesinos de bebés vietnamitas. Hoy ya nadie recuerda eso. ¿Por qué? Por que gracias a Hollywood, el gringo siempre se vende, y gracias a las Mil y una Noches, siempre en la imaginación popular reinará la imagen del caballero árabe que con una mano degüella infieles con su cimitarra y con la otra escribe poemas de amor.
¿Por qué los judíos no tenemos una imagen parecida? ¿Por qué se recuerda más en la literatura al Fagin de Dickens y al Shylock de Shakespeare que a los protagonistas de novelas de Chaim Potok? (Continuará)
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