lunes, 5 de julio de 2010

En el reino del Mal Gusto



A partir del Desfile de Orgullo Gay he leído muchos comentarios negativos sobre tal celebración. Con sorpresa, veo que la mayor queja no es sobre las políticas de la Mafia Rosa o sobre la inmoralidad del estilo de vida gay.

La mayor queja es sobre la vulgaridad del vestuario, de lo indigno del comportamiento, del mal ejemplo que da a los chicos ver vejetes correr en tacones altos o con el trasero al aire. De pronto, ser gay se ha vuelto un atentado al buen gusto. Y hasta un homosexual reconocido como el famoso director Franco Zefirelli repudia estas manifestaciones bochornosas y groseras que más que fomentar la tolerancia invitan a lo contrario.

¿Cómo se puede sentir orgullo de llevar un estilo de vida alternativo que se manifiesta haciendo el ridículo? ¿Cómo se pueden respetar o admirar maneras de pensar y vivir tan pedestres? Viendo estas exhibiciones y recordando otras lindezas del Lobby Gay como irrumpir en la Catedral de Lyon para sacarse fotos en actitudes obscenas, está claro que sus miembros, que por suerte no abarcan a todos los homosexuales, son unos antisociales que unicamente representan o atraen a otros iconoclastas neuróticos y exhibicionistas como ellos.

¿Pero los “heteruzos” somos tan diferentes a ellos? ¿No vemos a cada instante manifestaciones públicas igualmente procaces? ¿Acaso los realities televisivos que no terminan de pasar de moda no son un escaparate a la cultura del Yo, y a la desfachatez? Un discurso de Chávez, por ejemplo, responde a una ordinariez y a una histérica necesidad de hacerse notar, idénticas a la de los tripulantes de esas carrozas gays, entre los que había heterosexuales, como las hijas de ese señor que mal gobierna España.

En un foro leía hoy que las extravagancias de estos desfiles son una manera de los gays de expresar su derecho a no ser “normales”. Entonces “normal” es malo. Mm, voy a tener que empezar a tomar la sopa con tenedor y ponerme las medias encima de los zapatos, porque pensándolo bien nada en nuestra sociedad es muy normal, todo parece estar al revés. Con razón no hay nada que nos satisfaga, que encontremos realmente elevado o refinado, o que nos deje un buen sabor de boca.

La clave detrás de este espectáculo ramplón llamado Desfile de Orgullo Gay no radica en gustos sexuales sino en desviarse de las normas establecidas, un criterio predominante en la sociedad occidental progre. De ahí viene la necesidad de afrontar todo lo que por siglos ha sido considerado sagrado (familia, religión, patria), además de promover cultos a la libertad, que en realidad es un llamado a la anarquía, y a un franco desparpajo sexual que degenera en ostentación narcisista.

Somos los heterosexuales los que avivamos la vulgaridad exhibicionista al dejar que se erradicaran las buenas costumbres y desvirtuara lo que era bueno y bello. No se puede culpar a los gays de aceptar la invitación a caricaturizarse por parte de una sociedad que hace rato perdió la vergüenza y el sentido del ridículo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo contigo (como ya sabes) y devastador el testimonio de Cefirelli: no se puede ser más categórico ni hablar con más autoridad moral. Bravo por la cita.

Y en lo referente a que somos los heteros los que, de alguna manera, damos pie a estas manifestaciones contrarias al buen gusto (porque las buenas costumbres ya no existen) tienes, en parte, razón. Y digo en parte por la reacción habitual de los típicos colectivos progres-izquierdosos que por un lado defienden el derecho de los gays a desfilar de cuero negro y látigo en mano, y por otro quieren eliminar un anuncio de desodorante por presunta "humillación" al sexo femenino. ¿Significa ésto que mientras la humillación permanezca dentro del género masculino no tiene la misma importancia? Porque si es así, dan validez moral al argumento equidistante y contrario: que la humillación hacia la mujer no tiene importancia si proviene de un hombre.

Y eso, no es tolerable.

Violante Cabral dijo...

No hay cosa que me cause más terror que las medidas “progres” para promover igualdad de género. Es una trampa viejísima y que comenzó con un lobby tan estridente como el gay, las seudo-feministas. Fueron ellas las que crearon los mitos de géneros minoritarios y de la “igualdad” que al final nos ha vuelto más esclavas y más objetos de lo que nunca fuimos. Por eso, me da risa cuando salen los progres a legislar en contra de comerciales o de velos, burkas y otros trapos. Como si cambiar de ropa fuera a cambiar de maneras de pensar.
Creo que antes de hombres y mujeres, somos gente pensante, y no babuinos, y estamos sujetos a leyes morales, y urbanas que nos ayudan a convivir con el prójimo. Cuando se olvidan esas leyes, es que caemos en caos ilógicos.
¿A propósito cómo es el comercial?

Anónimo dijo...

Hola;

Disculpa el retraso.

Respecto a los comerciales que quieren prohibir, son unos cuantos del desodorante "axe"; aquí tienes un ejemplo de entre muchos que puedes ver en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=-KSPVjhiGj0&feature=related