viernes, 16 de julio de 2010

¿Quién quiere padres como estos?



Michelle Obama pretende pasar a la historia como “La Primera Dama que derrotó a la obesidad infantil”. En conferencia, la Señora Obama anuncia que sus niñas beben agua pura de manantial y que en su mesa no se consume postre. Con razón, Obama anda con cara de toronja agria. ¡El pobre necesita de un dulcecito!


Según la Señora Obama, sus hijas saben que comer algo dulce es un derecho que deben ganarse. Por lo tanto el postre no es una de esas facultades innegables que según la Constitución Gringa son privilegio de todo ser humano. ¿Cómo se gana entonces el derecho al postre? Se me ocurre una cantidad de chistes picantes al respecto.


Una de las 50 cosas insufribles de los Obama es esa necesidad de usar a sus hijas como muestra de un estilo de vida que quisieran imponer en todo hogar americano. Cuando llegó a la Casa Blanca, Obama se ufanó que les había dicho a las peques que tendrían que seguir haciendo sus camas y nada de andar molestando a los sirvientes. Como si los empleados de la Casa Blanca fueran adornos y no estuvieran ahí para ganarse la vida. O sea, Obama prefiere poner a sus hijas a trabajar antes de generar empleos. Es un explotador.


Luego, cuando Washington estaba sofocado por la nieve y se habían cerrado las escuelas, Obama muy socarrón, regañó a los washingtonianos por ser unos alfeñiques que a la primera nevada se guarecían en sus casas como marmotas en su guarida. En cambio, las fornidas niñas Obama, acostumbradas a transitar en medio de las ventiscas de Chicago, iban a la escuela aunque tuvieran que cavar un túnel en la nieve. Es que así se fortalece a la raza.


En resumen, las hijas del presidente tienen que limpiar sus baños, enfrentarse a los elementos, viven a un régimen espartano de pan y agua, y no conocen el consuelo de un buen postre. ¡Pobrecitas! Los niños gringos que las ven, no las admiran ni las toman de ejemplo. Seguramente, agradecen al Cielo que sus padres no sean como este Presidente Nazi. Muy equivocada esta la primera Dama si cree que los americanos imitarán su conducta. A lo sumo, la tildaran de dictadora y mala madre.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ay! Ya quisiera yo un presidente demócrata (y no lo digo por su partido político, sino por su comportamiento). Al menos, Obama se limita a ejemplarizar con su propia familia, pero nunca se atrevería a IMPONER esas normas (idiotas, por otra parte) a sus conciudadanos.

Por el contrario, el payaso impresentable de ZP y su "troupe" (es decir, su consejo de ministros) quieren IMPONER y LEGISLAR la prohibición de bebidas refrescantes y bollería dulce en los colegios e institutos.

¿Cual es la diferencia? Pues la misma que hay entre la democracia y el fascismo. Exactamente la misma diferencia.

Violante Cabral dijo...

MM, dale tiempo a Obama. Sino fuera porque el Congreso lo frena, ya andaría imponiendo y legislando también.

Anónimo dijo...

Puede ser... es posible. Tengo que pensar también que yo lo veo desde una óptica europea: esto es; los Democrátas son de ultraderecha: los republicanos están más allá del fascismo. :)

No es lo que yo pienso: es lo que se piensa popularmente en media Europa.

Violante Cabral dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Violante Cabral dijo...

Vivi 23 años en Nueva York y siempre crei que los Republicanos (con la excepción de Reagan) eran monstruos antisemitas.
Hay de todo, no se puede generalizar. Hay democratas que son casi socialistas, gays republicanos, republicanos moderados, y democratas sureños súper racistas.
Pero yo también creía que en España eran o Falangistas skinheads o Rojos sin ley ni orden. Ustedes me han hecho ver que es un país muy diverso en posturas ideológicas

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario... pero me temo que quizá seas más tolerante que yo.

En realidad, en España existe toda una caterva de "rojos" de todas las edades: los jóvenes tienen una idea intoxicada de la historia reciente y los mayores aún piensan que un partido tipo PP va a quitarles las pensiones cuando llegue al poder (olvidando curiosamente que el PP ya tuvo el gobierno durante ocho años).

Por el otro lado, tenemos, efectivamente, a algunos grupúsculos mínimos de skinheads fascistas, antisemitas y, en general, ejemplos perfectos de idiotas genéticos. Dada su tara, yo sostengo la teoría de que sus propias limitaciones les harán extinguirse en unas pocas generaciones (sospecho que muchos han olvidado el ancestral mecanismo para reproducirse). :)

Alguna vez pienso que gracias a los fascistas tipo skinhead hemos comprobado la veracidad nazi de la idea de la raza superior: comprobamos que todo fascista se incorpora a una "hornada" de seres inferiores que apenas llegan a chimpancés. Aunque me temo que éstos adoradores del nazismo no hubieran querido servir a su ideología de ésta forma. Supongo. :)

Y como tercera opción, quedamos un puñado de seres que aún consideran la inteligencia, la capacidad, el esfuerzo, el honor y la responsabilidad como virtudes excelentes y deseables.

Pero no somos muchos ;)

Violante Cabral dijo...

¿Yo tolerante? No insulte.
Disculpa la demora, es que en sábado a menos que me lo exija el trabajo no suelo navegar.
Tu retrato de las ideologías españolas se parece harto a lo que tenemos en Chile. También tenemos mocosos que abrazan la izquierda, en recuerdo de historias distorsionadas. Después hay gente que equipara cualquier gobierno no izquierdista con dictaduras fascistoides.
Tenemos Neo-nazis de aspecto no muy ario que Hitler no hubiese aceptado en el Partido que andan acosando a otras tribus urbanas, matan travestis, les prenden fuego a los mendigos, y ahorcan gatos de periodistas que escriben contra ellos. Son uno más de los elementos criminales que esta idea exagerada de la democracia permite que prolifere. Pero también tenemos Nazis “bona fide”, conservadores reaccionarios, y una fuerte tradición militarista. Y por supuesto la Centro Derecha que trata de gobernar ahora, y que abarca a derechistas moderados, a amantes del libre mercado, a progres anti-Izquierda, a Demócrata Cristianos desencantados con un partido que por ser tan demócrata se olvidó de ser cristiano, y hasta a servidora y a otros judíos alérgicos al color Rojo.