jueves, 22 de julio de 2010

Redes anti-sociales



Ayer, Mark Zukerberger anunciaba que su famoso y sobrestimado Facebook había alcanzado 500.000 millones de usuarios. Sin embargo, no fue una ocasión de alborozo para Zukerberger puesto que un estudio indicó que FB tenía niveles muy bajos de satisfacción, ya que sólo el 64% de sus afiliados estaba contento con sus servicios.

No me sorprende. Yo poseo dos cuentas de Facebook y no sé cual es más inútil. Las razones para la insatisfacción de los consumidores de la red social varían desde el disgusto ante constantes cambios que más que beneficiar confunden, hasta los omnipresentes riesgos de la privacidad.

Mark Zukerberger dijo, en alguna ocasión, que la privacidad había muerto y mas valía que la gente se acostumbrase a eso. Por ese tipo de slogans totalitarios, Don Mark debería ser colgado de un globo como han hecho unos rusos brutos con un pobre burrito. Ahora, se quedará mascando la noción de que la privacidad no ha muerto y que sus usuarios la desean y necesitan.

Las tan cacareadas redes sociales son en realidad bastante inoperantes y sólo satisfacen las necesidades de un cuarto de la población universal, precisamente la más ociosa. Yo soy la primera en valorar la Internet que me permite trabajar en casa, y comunicarme con parientes y amigos del otro lado del globo terráqueo, pero como fuente de esparcimiento, sigo prefiriendo la tele aunque este cada vez mas mala; como fuente de información, sigo prefiriendo los libros, y como espacio para crear o desarrollar amistades, vaya, cualquiera es mejor que las famosas redes sociales.

Yo entré al mundo virtual a fines de los 90’s y, con la excepción del sexo virtual, he experimentado casi todos sus mecanismos para fomentar las comunicaciones humanas. Me encantan los servicios de correo en los que yo sigo escribiendo largas epístolas y que todavía considero el mejor medio de comunicación ente personas a las que une algún afecto. Los chats los abandoné muy rápido tras experiencias soporíferas en las que abundaban los largos silencios.

Los servicios de mensajería instantánea me han servido para perder amistades y para que se descubra que soy la reina de las faltas de ortografía. Cuando se escribe rápido se terminan cometiendo errores ortográficos que permiten las mayores tergiversaciones de significado. Aparte que es un medio muy frio, que carece de la cercanía de una carta o la calidez de la conversación cara a cara o vía telefónica.

En una época, fui asidua a los foros, que hasta la invasión de Irak, eran sitios bastante conducentes a crear amistades y a intercambiar información. Hoy, son focos de propagandas maliciosas y de desinformación, aparte de servirles de guarida a los trolls y ser un excelente espacio para monologar burradas amparadas por un nick anónimo. Es que aunque le moleste al señor Zukerberger, para hacer el ridículo es necesario mantener el anonimato, y eso exige cierta privacidad.

A My Space nunca la toqué. Supusé que era estrictamente un hábitat para adolescentes perezosos de mente, cuerpo e intestino, que se sentaban a perder el tiempo, subiendo de peso y comunicándose con pedófilos y otros felones. No me sorprende que, en el estudio de marras, My Space haya sacado peor nota que Facebook.

Los blogs me encantan, pero no hay tanto intercambio personal como lo había en los antiguos foros. Por eso acepté unirme a la gran comunidad Facebook. Mis amigos me lo elogiaban tanto. ”Ya verás la de contactos útiles que vas a hacer”, “excelente plataforma para que te hagas conocida”, “no sabes la cantidad de oportunidades laborales que vas a encontrar”, “podrás reencontrarte con amigos perdidos”, etc., etc.

¡Que esperanza! Mis amigos perdidos siguieron estándolo, porque eran demasiado inteligentes para darse de alta en Facebook. No encontré ninguna oportunidad laboral. En cambio, comencé a crear una longeva lista de “amigos” compuesta por gente con la que me comunico mejor vía e-mail o teléfono, gente a la que había perdido la pista por alguna razón válida que olvidé al momento de incluirlos en mi lista y que reapareció muy rápido. Lo concreto es que tenía “amigos” que no lo eran, perfectos desconocidos que agregué solo porque me lo solicitaban y que no tenían ningún interés en mí.

Es una dinámica inconcebible. La gente de FB tiene una sola meta, sumar más nombres a su lista con el único propósito de tener más espacios donde fisgonear, muros y álbumes de fotografías de perfectos desconocidos. Es el colmo del voyerismo.

Lamentablemente, la experiencia FB no para ahí. Al poco tiempo, yo había reunido a una variada fauna que abarcaba a feministas, gays, fachas y rojiprogres. Pronto me llovieron las críticas. “¿Cómo puedes ser amiga de ese fascista? “¿Viste lo que escribió tu “amiguita” la Roja”? Terminé cerrando mi muro y mi lista de amigos. No cerré la cuenta porque dicen que es imposible, pero ahí están mis cuentas mas abandonadas que viejo en asilo, cubriéndose de polvo porque no me interesa mantenerlas. Me son inútiles.

De Twitter ni hablo. Entré por cuestiones de trabajo y lo encontré un sitio enredado y absurdo. Su subtitulo debería ser “cómo decir disparates en menos de 200 palabras.

No soy totalmente enemiga de las redes sociales. Moriría sin Wikipedia o YouTube. No me sorprende que en el estudio estén a la cabeza de las redes sociales. Pero debo confesar que voy ahí en busca de información, no de calor humano.

Me pregunto cuántos de esos 500 millones de usuarios realmente usan, disfrutan o se benefician de Facebook. Y ese 64% que está contento, ¿de qué está tan satisfecho? ¿De poder fisgar en la vida ajena? ¿De subir fotos para que desconocidos invadan su vida privada? Es el colmo del narcisismo. Tengo una amiga que se pasa la mañana revisando lo que otros postean en sus muros, y otra que se queja de su trabajo en su muro a través de monólogos incompresibles. Ni que decir de los adultos que se la pasan jugando como niños chiquitos a encontrar animales en una granja. Con lo cara que están la electricidad y las cuentas de banda ancha ¿cómo se puede perder el tiempo exponiendo la ridiculez de la propia mediocridad, o espiando a ver cómo lo hacen los demás?

4 comentarios:

Maria Dolores Gonçalo dijo...

Ja ja ja!!! Me encanto el subtitulo del Twitter. Estoy 100% de acuerdo con tu apreciacion del FB. Es aterrador imaginar lo que nos espera. Que otro programa narcisista se iran a inventar? Que otro medio nos venderan para volvernos aun mas esclavos de la tecnologia?

Violante Cabral dijo...

Yo creo que ya hay bastantes críticas al FB y al Twitter, para que se den cuenta que lo próximo que inventen sea mejor, no peor que lo que hay. Lo que estoy viendo son un auge de redes sociales privadas de gente que tiene ciertas cosas en comun y prefieren establecer pequeños clubes restringidos solo para amigos. Al final, el humano necesita segregarse de su misma especie. Igual, una extraña los foros donde tu y yo nos conocimos.

Ministro dijo...

Yo opino similar a ti. Ahora debo decirte. En un momento de mi vida hize muchos conocidos por este medio y el tiempo los ha ido filtrando. Los que restan son actualmente buenos amigos y he tenido la opirtunidad de conocerlos en persona.

Ahora debo decirte una de las pocas cosas que me gustan de FB la destruiste.... Farmville :(

Violante Cabral dijo...
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