lunes, 7 de junio de 2010

Un mal llamado "progreso"



Una manifestación de la globalización es que nos enteramos que las palabras varían de significado de individuo a individuo. Una de esas es “progreso” que hoy no significa lo que ayer y para una gran mayoría, o al menos para una mayoría que tiene voz, adquiere una acepción diferente a la mía.


"Progreso" para mi va ligado a mejoras, a adelantos que procuran un bien común. Pero hoy sólo veo transformaciones que en vez de adelantarnos nos atrasan o nos confunden. ¿Qué otra cosa puede decirse de una cultura donde lo privado se vuelve publico, donde se atropella la intimidad y todo concepto de lo sagrado, y donde el consumismo nos esclaviza en vez de liberarnos o proporcionarnos una mejor calidad de vida?


Dicen los apodados “expertos” que la PC murió, que los ordenadores hay que tirarlos a la basura, que lo de ahora es el IPad y al que no le guste que se joda. Lo que no dicen es que el IPad es más caro que quedarse con un ya obsoleto computador personal. No todo el mundo puede darse el lujo de botar su sistema y reemplazarlo por el último grito en IPads.


Agréguenle que hay usuarios, como Violante, que nunca se han acostumbrado a los Notebooks, que ese minimalismo de espacio incomoda a los miopes, que esos teclados y pantallitas en miniatura son una pesadilla, para los con manos grandotas o dedos torpes. Pero la mentalidad totalitaria del comerciante exige que, en aras del progreso, todos adoptemos la nueva tecnología y rechacemos la vieja, que no por ser pasada de moda sea necesariamente inútil.


No todo el mundo cae tan fácil en esa trampa. Hay países donde todavía no hay computadoras. Quizás puedan heredar las nuestras, porque lamentablemente los chilenos de clase media para arriba, sí nos creemos el cuento de que botar las cosas por estar “out”, y reemplazarlas por lo que aún no sabemos si sirve de verdad, es señal de progreso. Por eso en Chile ya casi no se puede (al menos en la V Región) encontrar un video grabador. Peor, todavía no se ha encontrado un reemplazo, porque no han entrado al mercado las grabadoras de DVD.


Curiosamente en Gringolandia donde se originan estas fantasías de progreso, todavía se encuentran videograbadores, videocasetes, tiendas como Amazon siguen vendiendo entretenimiento en formato VHS, y todavía hay gente que goza viendo y creando colecciones de videos. Es que eso no afecta al verdadero "progreso".


Ayer, me quedé mirando sin muchas ganas un programa en TVE. Aparentemente, el programa era sobre progreso o como lo interpretan desde diferentes ópticas. Para una chinita, " progreso" era que su país, tras décadas de dictadura e irrespeto por los derechos civiles, ahora alcanzase un desarrollo económico equivalente al de USA. Para una chica española era que su vida ni se parecía a la de su abuela que durante la Guerra Civil tenía un solo vestidito que lavaba todas las noches y muchas veces debía ponerse cuando todavía estaba mojado.


Para un profesor sueco, en cambio, progreso era que en Suecia, los miembros del gobierno a pesar de pertenecer al Partido Conservador asistían en primera fila al Desfile de Orgullo Gay, y que las últimas mujeres elegidas como obispas de la Iglesia Luterana, era lesbianas y casadas con gente de su mismo sexo.


Me quedé para dentro. Cambié de canal y preferí ver The Wild Bunch, mi western favorito. Me importa un bledo que los conservadores vayan o no al Desfile Gay, y como no soy luterana, no estoy ni ahí en que haya obispas, lesbianas o hetero, casadas o solteronas, pero me daría vergüenza sentirme orgullosa de esos factores que alborozaban al sueco.


Luego medité y llegué a la conclusión que él debía ser gay o hijo de obispa lesbiana, pero aun así... No soy ajena al problema de las minorías, pertenezco a cuatro y he vivido en países intolerantes. Sé lo que son los prejuicios en contra de las mujeres, de los latinos, de los judíos y de los gorditos. Yo pertenezco a esas minorías, pero me cag-ia de la risa si hicieran una ley para que todos los alcaldes fueran gordos, o que las mujeres fueran curas, y no creo que me alegrase que Piñera se convirtiera al judaísmo.


Jamás se me ocurriría hacer un lobby para que entrasen más judíos al ejercito chileno o que hubiera rabinos militares como los hay en USA y Francia. No consideré que fuera una señal de progreso tener una ministra como la Poniachik, y aunque en privado me da gusto que Hinzpeter sea judío, sé que si está allá arriba es por sus meritos y no porque tener un Ministro del Interior circuncidado sea señal de progreso.


Al final, “progreso” no es un término genérico.

2 comentarios:

Scarlett dijo...

Muy cierto lo que dices, querida amiga. Me recordaste a la tira de Mafalda la de la Zoociedad moderna...
puede que los gadgets crezcan a pasos acelrados, pero eso no nos hace mejores como seres humanos. Esa es la paradoja. Besos.

Violante Cabral dijo...

Amiga,
Gracias por venir. Hemos hecho de la tecnología nuestra religión y de los gadgets nuestros idolos, pero ser religioso pero esta fe no trae consigo ningua mejora moral. ¡Qué tengas un lindo día!