Pretender conocer los gustos de la gente es tarea ingrata e inútil. Y no me vendan el cuento de las encuestas. No hay nada más engañoso que el resultado de una survey. En mi casi medio siglo de vida nunca he sido encuestada ni conozco a nadie que lo haya sido. Si tal cosa como una encuesta tiene lugar, los candidatos son cuatro cucarachitas que mal pueden representan el sentir popular. Para más remate entra en juego las estadística, ciencia de naturaleza inexacta.
Son las encuestas las que nos dicen que el habito de la lectura ha disminuido o que la gente prefiere cosas”Light”, libros cortos con argumento explosivo, lleno de acción e intriga y que mantenga al espectador en vilo.
Después de las encuestas, el máximo indicador del gusto del lector lo ofrecen las listas de best-sellers o más vendidos. Otro medidor absurdo puesto que, al menos en USA, la gente no tiene que comprar libros. Como hacia yo en mis buenos tiempos, el lector va a la biblioteca donde puede sacar todos los libros que quiera sin que le cueste un centavo.
En Chile no hay bibliotecas y las librerías son lugares donde uno compra lápices y cuadernos. Incluso las que se especializan en literatura son antros donde el material está apilado sin orden sensato como en una bodega.
Estas librerías son más amistosas para la población de arácnidos que toma vacaciones entre los polvorientos volúmenes que para el ingenuo cliente. Sólo un lector con vocación arqueológica puede encontrar algo en esa masa de papel, puesto que los escasos dependientes están ahí para vigilar que nadie se escamotee las ediciones de bolsillo, no para guiar al perplejo. Es muy posible que no les guste la lectura, incluso que no sepan leer.
Aun con este deprimente escenario, en Chile hay lectores. Aunque nos tengamos que esconder en el closet a leer. Esas mismas librerías tan inhóspitas ahora venden en línea a una clientela selecta que consume, pero no quiere andar empolvándose en un local. Hay ferias de libros usados como el fabuloso mercado de pulgas de la Plaza O’Higgins en Valparaíso donde uno no sólo compra libros sino también revistas antiguas.
En la calle, los pacos persiguen a los vendedores ambulantes que comercian con ediciones literarias piratas. Yo le conseguí El Código Da Vinci a mi madre en un puesto ambulante, cuando la novela de Dan Brown estaba agotada en las librerías. Por último, todavía los chilenos intercambiamos material de lectura a pesar de adagio que dice “huevón él que presta libros, más huevón él que los devuelve”.
Obviamente, esta sociedad de lectores enclosetados no cabe en ninguna encuesta, por lo que nuestros gustos nunca serán del interés del mercado.
Son las encuestas las que nos dicen que el habito de la lectura ha disminuido o que la gente prefiere cosas”Light”, libros cortos con argumento explosivo, lleno de acción e intriga y que mantenga al espectador en vilo.
Después de las encuestas, el máximo indicador del gusto del lector lo ofrecen las listas de best-sellers o más vendidos. Otro medidor absurdo puesto que, al menos en USA, la gente no tiene que comprar libros. Como hacia yo en mis buenos tiempos, el lector va a la biblioteca donde puede sacar todos los libros que quiera sin que le cueste un centavo.
En Chile no hay bibliotecas y las librerías son lugares donde uno compra lápices y cuadernos. Incluso las que se especializan en literatura son antros donde el material está apilado sin orden sensato como en una bodega.
Estas librerías son más amistosas para la población de arácnidos que toma vacaciones entre los polvorientos volúmenes que para el ingenuo cliente. Sólo un lector con vocación arqueológica puede encontrar algo en esa masa de papel, puesto que los escasos dependientes están ahí para vigilar que nadie se escamotee las ediciones de bolsillo, no para guiar al perplejo. Es muy posible que no les guste la lectura, incluso que no sepan leer.
Aun con este deprimente escenario, en Chile hay lectores. Aunque nos tengamos que esconder en el closet a leer. Esas mismas librerías tan inhóspitas ahora venden en línea a una clientela selecta que consume, pero no quiere andar empolvándose en un local. Hay ferias de libros usados como el fabuloso mercado de pulgas de la Plaza O’Higgins en Valparaíso donde uno no sólo compra libros sino también revistas antiguas.
En la calle, los pacos persiguen a los vendedores ambulantes que comercian con ediciones literarias piratas. Yo le conseguí El Código Da Vinci a mi madre en un puesto ambulante, cuando la novela de Dan Brown estaba agotada en las librerías. Por último, todavía los chilenos intercambiamos material de lectura a pesar de adagio que dice “huevón él que presta libros, más huevón él que los devuelve”.
Obviamente, esta sociedad de lectores enclosetados no cabe en ninguna encuesta, por lo que nuestros gustos nunca serán del interés del mercado.
1 comentario:
El otro dia -me parece que el martes 22 julio- vi un inserto en La Segunda que decia -no textualmente- que Chile estaba dedicandole mas tiempo a la lectura o a las artes, la cosa es que sin pensar en cifras en estos momentos, ahi veia que del 2005 al 2008, habia habido un crecimiento en cuanto al uso de lectura o ir al cine, hoy -viernes 25- veo en el mercurio que la gente estas ultimas 3 semanas -factor vacaciones de invierno- ha ido harto al cine, lo cual me parece muy bien...pero (como no hay muchas opciones cinematograficas) y lo mismo ha pasado -aunque no sale en encuestas- la gente ha vuelto a blockbuster a arrendar, aunque a veces no creo que el "bajar los precios" deba ser un factor para que la gente vea peliculas...porque he escuchado gente de "buena posicion economica" diciendo: "Iria al cine, pero sale 2.500 pesos la entrada, es mucho encuentro yo", y esa misma persona en su pieza tiene un disco comprado en Tacna, con 5 peliculas bajadas de Internet.
Ahora, yendome al tema de los libros, la gente cree que lee o dice que lee...¿Y que lee? ¡El Codigo Da Vinci! y "ese seria el libro que lei este año", porque algunos leen una vez al año, otros leen varias veces...es cierto, los precios por estos lados son infartantes, pero fijate que en Feria Del Disco estan vendiendo libros de bolsillo entre 2 mil y 6 mil pesos, lo que encuentro bastante economico...algunos titulos son interesantes -para uno-, otros no tanto...
y esas encuestas, a mi nunca me han hecho una...y cuando me llego una fue la del cable y terminaron sacando TELEFE y EL CANAL DE LAS ESTRELLAS, y en la encuesta los habia colocado como canales primordiales.
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