Se dice que la gente no lee y que pronto los libros, las editoriales y los escritores serán cosa del pasado. Una encuesta en USA, cuna de la industria editorial más grande del mundo, revela que la mayoría de los encuestados juraba que no había leído un libro en todo el año.
Es cierto que ya no se publica tanto como hace 30 años, que cada vez se hace más difícil para un novelista novicio sacar un libro al mercado, y que las editoriales han inventado reglas esotéricas y caprichosas para aceptar nuevos manuscritos. La paradoja es que dicen que se debe a que hay cada vez menos lectores, pero menos libros en el mercado tampoco aumentará el número de lectores. En realidad, ocurre lo contrario. Más gente lee hoy en día que hace cien años. Han disminuido los índices de analfabetismo, hay más tiempo libre para leer, y más gente que se informa, quizás no en libros, pero en otros tipos de lectura tales como diarios, revistas o textos electrónicos.
Respecto a esa encuesta de marras. Habría que ver a quienes se la hicieron. Obviamente no fue a estudiantes que siempre están obligados a leer más de un libro al año, ni a académicos. Si en Gringolandia se ufanan de ser analfabestias, eso no corre para el resto del mundo. La industria editorial siempre ha sido volátil, pero no ha desaparecido, de hecho ha crecido. Los gustos del publico serán caprichosos, pero no tanto para no ser domados y manipulados por una industria con lazos comunes con los medios de comunicación, los grandes manipuladores de la humanidad. Por ultimo, habría que preguntar si el decir que no se leyó un libro se refiere a una edición en papel y no a un texto electrónico.
Es posible que por ceguera de la industria o por proteger los bosques, se deje de usar papel. Si pensamos que por siglos pre-imprenta los clásicos fueron escritos en tablillas, papiros y pergaminos, no nos deberia asombrar que los libros tengan que cambiar de formato. Mucha gente que prefiere ver filmes y series de televisión en sus monitores, también prefieren leer sus cuentos vía pantalla del PC o notebook.
Es ingenuo pretender que los e-books no serán uno de los formatos predilectos del futuro, pero tendrán que sufrir transformaciones que acomoden al público, porque si bien se puede manipular la manera de pensar de la masa consumista, no se puede pasar a llevar su comodidad.
Yo solía decir que los libros existirán siempre, porque uno no puede llevarse el notebook para leer sentado en el WC, pero si creo que un blackberry puede acompañarnos al baño. Cuando le dije a un amigo que los miopes sufrirían con el texto tan mínimo de un blackberry, me respondió: “¡se tendrán que acostumbrar!” (Y después dicen que yo soy facha). Yo creo que el mercado tendrá que adaptarse a las necesidades de su público porque hay muchos lectores miopes y mucha gente que pierde la vista, pero no su pasión por la lectura.
Otra posibilidad serian los audioboks. A mi no me gustan, pero conozco gente que los adora, especialmente en ocasiones en que es imposible leer como cuando hacen ejercicio o están en la carretera. Aparte de dar empleo a actores feitos, pero con buena dicción, los audio-libros o “libros hablados” rescatan una necesidad inherente del ser humano, la narrativa de cuentos. En el Siglo XXI, todavía nos gusta que nos cuenten historias. Y el auge de la fantasía en el mercado literario, indica que todavía queremos que nos cuenten de brujas y caballeros, de princesas y de dragones.
La lectura no morirá ni desaparecerán los libros. Siempre, aun en el más orwelliano de los futuros, existirán lectores y escritores que se necesitarán mutuamente. Seria hora de que la industria editorial recordara que su primer propósito es servir de puente entre ambos.
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