El Día de Acción de Gracias, siempre ha sido mi celebración estadounidense favorita. Es una fiesta que abarca a todos los credos, razas y nacionalidades. Más importante, es una fiesta “trasplantable”. Todos, en alguna parte del mundo y aun en medio de esta crisis que va mas allá de lo económico, tenemos algo que agradecer, y yo particularmente, tengo mucho que agradecer este año.
Aparte del cuento de los peregrinos famélicos y los indios generosos, Thanksgiving es una festividad totalmente multicultural. Yo he hecho programas infantiles de Thanksgiving en bibliotecas públicas y privadas, para niños latinos y para niños judíos, precisamente porque es un festejo con el que todos se pueden identificar. En mi segundo año en Nueva York, nos pusieron a mi hermano y a mí en una escuela judía y toda nuestra vida cambió, incluyendo el calendario. Feriados que habíamos celebrado hasta entonces (i.e. Halloween) no se celebraron más. Thanksgiving, sin embargo, permaneció en nuestra agenda.
A diferencia de Año Nuevo que es una fiesta para salir a “carretear” o Navidad que suele ser mas íntima y abarca únicamente a la familia, Thanksgiving es una cena para invitar a amigos, a conocidos, inclusive a extraños, a compartir la mesa. Por eso, cuando ya fuimos adultos, tanto mi hermano como yo, comenzamos a ir a otras casas a celebrar el Día del Pavo, como le decían mis padres. Finalmente, como el calendario contemporáneo gringo da dos días de asueto para dar gracias, mi mamá trasladó la cena familiar al segundo día. El primero yo lo he celebrado con norteamericanos y extranjeros, con protestantes, católicos latinos, y judíos (mi hermano solía ir a la casa de los parientes de su mujer que eran israelíes), blancos y afro-americanos, gente del Norte y del Sur de los Estados Unidos.
Aparte de la variedad de menús y las diferentes maneras de aderezar el pavo,un factor común que encontré en todas esas cenas fue una sensación de amistad, de solidaridad, de lo que hoy llamaríamos redes de apoyo. Curiosamente, ese es el espíritu del Thanksgiving, lo que nos hermana al original cuando dos culturas absolutamente diferentes, se encontraron, no con arcabuces ni tomahawks, sino con solidaridad. Cuando la cultura caucásica se halló en una posición vulnerable y fue el Tercer Mundo quien la rescató. Algo impensable hoy en día en que Occidente está tan necesitado y enclenque como los Padres Peregrinos y muchos en el Tercer Mundo se soban las manos pensando en como aprovecharse del desastre.
Pasando al tema del agradecimiento individual y colectivo, muchos pensarán ¿qué hay que agradecer en días de paro y pobreza? Bueno, por empezar, chilenos, todos los que leen mis palabras y la que las escribe, tenemos que agradecer estar vivos. Sobrevivimos el segundo terremoto más grande de nuestra historia. Tenemos que agradecer que no nos encontráramos entre los que se llevó el mar en la Isla Orrego, o quedaron sepultados bajo edificios caídos en Conce o Talca, o los que sobrevivieron , pero perdieron propiedades y seres queridos. . Por supuesto que todos, y parafraseando a nuestra querida Presidente de entonces, “pisamos vidrios” ese día, nos cayó yeso del techo en la cabeza, estuvimos sin luz y agua, pero estamos vivos.
Yo descubrí muchas cosas a raíz del terremoto (una lástima que no blogueara entonces). Descubrí que muchos edificios pirulos de Viña, eran cien veces más frágiles que algunas casonas viejas y que yo siempre tengo razón al privilegiar construcciones que han aguantado, al menos, un sismo fuerte. Descubrí que a pesar de ser parte de una región telúrica, no teníamos “cultura de terremoto”. Ni el gobierno ni la población estaban preparados para enfrentar una catástrofe. Descubrí, y esto es lo más feo, que los casos de saqueo (comunes en toda tragedia natural) eran explotados por una prensa extranjera que se reía de nuestra falsa “superioridad”, ya que un "terremotito" nos convertía en rateros.
Leer esos comentarios en prensa de América Latina y medios latinos de la Unión Americana me hizo enterarme de cómo nos perciben en el Continente. Había tanta rabia en esos comentarios (y les advierto que no eran peruanos, ni bolivianos ni argentinos, que uno siempre encuentra cierto rencor en países fronterizos). No, estos comentarios, algunos obscenamente inhumanos, venían de ciudadanos de países donde uno cree que ni se sabe qué es Chile. Por eso valoro tanto la, hoy despreciada, operación de rescate de los mineros porque, aunque sea por un mes, cambió la percepción de Chile en el extranjero.
Para mi todo descubrimiento, por doloroso que sea, es una enseñanza que se agradece. Por último, a raíz del terremoto, descubrí para que servía Facebook, ya que el mismo día, apenas volvió la luz, entré y estaba atestado de mensajes de gente todo el mundo, de gente de mi pasado con la que había discutido o a la que había olvidado. Todos preocupados por mí. Fue así que tanto un ex novio en Miami, y una ex compañera de clase de Long Island se encargaron de avisarle a mi hermano (las redes telefónicas estaba atochadas ese día y era imposible llamar al extranjero) en NY que estábamos bien. Creo que esa es la mayor razón para estar agradecida este año, la importancia que las personas y los afectos humanos han retomado en mi vida.
Después de la muerte de Mauricio dejé de importarme. Me dejé estar, todo lo hacia mecánicamente, me fui concentrando en mi trabajo y me fui alejando de amistades reales y virtuales (no que éstas no sean reales, pero ya me entienden como dice El Chapulín). Este año, eso cambió. Por empezar, un sentimiento que yo pensaba no era para mí, ni para gente de mi edad, irrumpió sin permiso en mi vida y me cambió el mundo. El amor humano, que yo creía patrimonio de los jóvenes, se ha vuelto la razón de mi existencia. El saber que hay un hombre que despierta y se acuesta pensando en mi, me da fuerzas y me hace valorarme más. Para los que tengan ese tipo de amor en sus vidas, agradézcanlo cuidándolo, es un sentimiento muy frágil que necesita mucha, muchísima y constante atención.
Aparte del amor, es un año en que la amistad se aprecia y se reconoce. Este blog ha significado muchas cosas para mí. Me ha obligado a hacer algo diferente a lo que hago diariamente para poner comida en mi mesa; me ha dado una tribuna para desahogarme; me ha permitido conocer y compartir con gente muy interesante, y me ha hecho cambiar mis opiniones sobre muchas cosas. Agradezco entonces a los que tienen la cortesía de hacer este blog su casa y a los que han ido mas allá y me han ofrecido su amistad que expresamos en correspondencia privada.
Pero también agradezco a mis amistades antiguas que se han remozado este año. La Señorita Dolores, la mejor Beta Reader que puede tener una novelista amateur, con la que hemos vuelto a colaborar aquí y en otro blog dedicado a todos los escritores novatos. ¿Nunca les he hablado de ese sitio? Vengan a visitarnos en Divine Secrets of the Writing Sisterhood.
Agradezco al Señor Ministro Portales, con quien después de la muerte de Mauro estuvimos casi un año a coscacho verbal, haber perdonado mis exabruptos (estarás agradecido que ahora haya otro que tenga que aguantar mis rabietas) y haberse hecho cargo del aspecto visual y técnico de este blog, y sin yo pedírselo. Eso fue el equivalente de traerles choclos, pavo y ostras a los Peregrinos.
Para terminar lo que podría parecer un ejercicio de auto referencia, creo que todos tenemos que tener un día o un momento para examinar lo que tenemos y agradecer lo positivo. Al final, junto con el Tea Party y Fox News, Thanksgiving también es una institución gringa digna de ser exportada.
11 comentarios:
Un artículo tan personal como conmovedor, señora Violante. Me ha gustado, porque yo Tb tengo que agradecer cosas, cosas en las que no pensamos cuando estamos acostumbrados, pero que nos hieren cuando no están.
Deberíamos agradecer el día fugitivo, que nos deja esas cosas que, deberíamos pensar, un día no estarán.
La salud, por ejemplo, que creemos un derecho, cuando es un don. El amor, lo más difícil. La amistad que otros no tienen. Y la Fe.
Creo que la Fe es lo más importante. Con ella, salud, amor y amistad llegan y Fe tiene tantas caras. Tuve un profesor que decía que el amor de Don Quijote por Dulcinea, una mujer a la que realmente no conocía fisicamente, era una alegoría para la fe en la existencia de una Presencia Divina
Sí, es eso. Pero Cervantes se ríe de ese amor
Cervantes si, pero no sus lectores. Ya me voy que es Shabat
Felíz Día de Acción de Gracias, estimada Violante. Para tí y para tus preclaros lectores.
De verdad, los chilenos tenemos mucho de qué dar gracias este año, incluyendo las lecciones del terrible terremoto no nos atacó.
Yo doy gracias por haber conocido tu blog y a su autora. Un remanso de cordura entre tanto ruido.
Crispal, muchísimas gracias, a veces dudo de mi cordura, pero estos intercambios me ayudan a aceptar que aunque mi carácter excéntrico me hace dscrepar incluso co usteds, sigo teniendo más en comun con los de este lado de la trinchera que con los de la otra
Ciro, estaba leyendo tu muy completa nota sobre el terremoto y recordé un detalle hoy semi olvidado, lo que costó que el Gobierno Bachelet mandase los milicos a Conce. Eso se vio pésimo en el extranjero y se tomó como evidencia de lo dividido que está nuestro país, en donde población y gobierno le temían a los militares, aun ante un desastre. Por eso me alegro que el “reality” como lo apoda Bose mostrase escenas de Carabineros (miembros de nuestra Fuerzas Aradas) tomando mate y conviviendo con las familias de los mineros.
Una corrección.
Quise decir: "lecciones del terrible terremoto que nos atacó".
Gracias,
CCA
Queridisima Senorita Violante,
Mil gracias por sus palabras. Yo tambien agradezco todos estos anos de amistad y su siempre constante presencia en mi vida, ademas de la sabiduria que comparte conmigo cada vez que la solicito. Un gran abrazo y espero que este nuevo ano que viene le traiga muchas alegrias y exitos.
Deseos reciprocos, amiga querida. Alegrías y éxitos son lo que las dos necesitamos.
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