Los profesores de historia suelen pasar muy rápido este periodo de la decadencia de Romay simplemente dicen que los barbaros invadieron el imperio, saquearon sus grandes tesoros y diezmaron a sus legiones. Eso suena tan súbito e inevitable como la tragedia provocada por la caída de un asteroide. Obviamente, las cosas no sucedieron tan rápidamente. El auge de las culturas barbarás que provocarán el derrumbe final del Imperio fue un proceso largo, motivado por factores internos y externos, que suelen interesar solo a historiadores y a enamorados del estudio de la historia.
Para el siglo IV, El Imperio Romano cubría casi toda Europa desde Caledonia (Escocia) hasta Turquía. Controlaba la cuenca del Mar Negro, tenía sus puertos en el Atlántico Norte desde Portugal hasta los Paises Bajos, y, por supuesto, dominaba todos los bordes del Mare Nostrum, el Mediterráneo, abarcando casi todo el Oriente Medio y el Norte de África.
Sin embargo, tal como ocurre hoy con Europa y Estados Unidos, sus fronteras eran débiles. Los persas, ayer como hoy, mantenían en jaque, al Occidente. Aun sin amenazas nucleares, el Imperio Persa sostuvo una guerra con Roma entre 337 y 364 en la que murió un emperador romano, Juliano, y que terminó en una paz bochornosa en la que el Imperio tuvo que ceder Armenia y otros reinos al vencedor.
En el Norte de África había varios pueblos (Moros, Bereberes, Libios y Numídicos) que soportaban de mala gana el yugo romano y estaban más que dispuestos a aliarse a cualquiera que quisiera fastidiarles el día sus conquistadores. Pero el principal peligro para la “pax romana” lo tenían en Europa e incluso dentro de su imperio: los pueblos que la historia ha llamado peyorativamente “bárbaros”.
Los bárbaros eran tribus germanas de todos los tipos: sajones, vándalos, godos, visigodos, etc. Desde la Republica, Roma había establecido la costumbre de aliarse con tribus amistosas en un sistema conocido como foederati. Las tribus “federadas” no tenían los mismos derechos que un ciudadano romano, pero eran aliados y estaban obligados a servir en el ejército romano. A cambio, se les prometía tierras que a veces se les daba a veces no.
La gran diferencia sociocultural entre romanos y barbaros, era que estos últimos eran pueblos agricultores y, ya desde esa época, estaban aquejados de esa enfermedad germánica llamada lebensraum que los hacía codiciar acres de tierra que los romanos, cuya civilización cada vez más urbana, desperdiciaba.
Las migraciones bárbaras pueden calificarse de hordas de refugiados, expulsados por otros invasores de sus espacios originales, y que buscaban espacios nuevos donde asentarse. Los godos empujaron a los vándalos que de Polonia llegan hasta España, los hunos empujan a los godos y así sucesivamente. Estas emigraciones forzadas cambian la fisonomía racial y social del imperio que cada vez es menos romano. En el reinado de Constantino, el Imperio Romano albergaba 70 mil millones de almas, de las cuales solo seis millones eran realmente romanas o de origen latino.
Roma era una ciudad multiétnica, al igual que el resto del imperio donde la fusión de sangres latinas y germánicas se daba hasta en las altas esferas. El Emperador Teodosio casa a su hijo Arcadio con la franca Eudoxia y a su otro hijo Honorio con María, hija del General Estilicón, un vándalo. Inclusive, había historias de amor como la de la sin par Galla Placidia con su primer marido, el visigodo Ataulfo.
Galla Placidia |
Los bárbaros aprenden de los romanos no solo su cultura sino también a reconocer sus debilidades, lo que les ayudará en sus guerras. Es más o menos lo que ocurre hoy que se descubre que muchos terroristas han sido entrenados por la CIA o han estudiado en USA. Como se ve el contacto con el enemigo no dulcifica la actitud del “bárbaro”. Rafael Correa será graduado de la Universidad de Illinois, pero no le tiene ninguna simpatía al “imperio”.
Sin embargo, los romanos no reparaban en ese peligro. El ejercito imperial, ya para el siglo IV, estaba cada vez mas en manos de generales bárbaros cuyas lealtades no estaban precisamente con una corte débil y corrupta. Odoacro, que finalmente derriba el Imperio, era un general romano. Mal pagados, hartos de la corrupción y distancia de un imperio dividido entre dos emperadores y dos cortes, una en Roma (luego en Ravena) y otra en Constantinopla, atraídos por un territorio fértil y desatendido, los militares bárbaros eran unas bombas de tiempo que los Emperadores no notaban ni vigilaban. Más encima, como ocurre con muchos colectivos foráneos en Occidente del presente, los barbaros tenía una tasa de natalidad altísima en comparación con la de los romanos.
No se puede tener un ejército con lealtades divididas, sin un sentido de deber cívico hacia la patria a la que sirven. Así ocurren filtraciones caóticas como las que han alimentado a Wikileaks o tragedias evitables como la ocurrida en Fort Hood. Aun así los bárbaros no terminaron totalmente con el Imperio. Este continúo gobernando desde Bizancio. Tampoco acabaron con la cultura romana o buscaron imponer sus costumbres, idioma o leyes.
A diferencia del invasor árabe del siglo VIII, Los bárbaro del siglo V, adoptaron idioma, religión, leyes y costumbres del imperio conquistado. Tal como hoy la mayoría de los emigrantes adoptan la cultura occidental. Sin embargo, los barbaros acaban con la influencia romana en Europa y transforman irremediablemente una civilización y una cultura.
Por empezar, cambiaron las reglas bélicas. Trajeron herraduras y bridas (aporte huno que a su vez aprendieron de los chinos) por lo que la caballería reemplaza a la infantería. Las togas y faldas militares que incomodan para montar son reemplazadas por los pantalones que visten los hunos. Al cultivo del trigo, los bárbaros agregan el de la cebada y la avena. Se destierra el sano aceite de oliva de la cocina para reemplázalo por mantequilla. O sea son los barbaros los culpables de implantar las grasas trans en Europa.
Aun más grave es que de una sociedad roma urbana, comercial y con una solida clase media, el imperio se vuelve una colectividad agrícola, rustica, desperdigada y aislada. Tiene lugar un decaimiento de ciudades y comercio. Los habitantes del imperio se enfrentan al hambre y aun estado de peligrosa vulnerabilidad, Por los próximos siglos, reinarán la incultura y salvajismo que culminarán en el feudalismo medieval.
11 comentarios:
Muy bonito y bien informado. Y bien escrito. los III artículos son un gran ensayo sobre la decadencia e Roma y lo que podemos sacar de enseñanza.
Yo creo que no mucho, salvo coincidencias. Coincidencias significativas son la pérdida del espíritu que alimentó la expansión. Pero esto siempre pasa. No creo que el cristianismo fuera el causante de la caída de Roma: el paganismo era ya letra muerta mantenido sin fe como un ritual del Estado en el que nadie creía. Roma perdió sus origenes, y nosotros perdimos los nuestros. Pero no me refiero a la devoción; creo que es un conjunto de creencia que refuerzan la ación triunfadora. Por ejemplo, esos Papas como Julio II, que estaban más tiempo con la armadura que diciendo misas. O esos obispos españoles que estaban en primera fila del combate. Todo el sistema de valores dirigidos hacia un fin deseado por todos: la expulsión del inversor, el "cuerpo extraño" al que era fácil odiar pues tenía una religión distinta.
La religión pacifista de Cristo convertida en ideología belicista que justifica las armas y las bendice. Ese espíritu que Cervantes/Quijote expone en su cap. "Las armas y las letras", donde el caballero cristiano se ufana de la superioridad de las armas al servicio del bien, el bien definido por la cristiandad. Trasunto del orgullo de Cervantes de haber estado en la batalla de Lepanto, haber sido herido en “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”.
Quiero decir que todo es evolución, y no podemos controlarla. El hombre es juguete, no dueño de ella.
No podemos controlarla (los humanos no podemos controlar nada), pero se puede ser testigo se puede reconocerla, se puede esperarla, incluso ayudarla a venir. La debilitación del Imperio provocada en parte por la debilidad de su sociedad y por otra por un invasor –conquistador que no comparte sus metas, invita al auge de otro imperio y cuando este invade a Europa surge de nuevo esa meta imperial ahora vestida de defensa de una religión. Don Quijote, San Ignacio, los Cruzados nacen de ese choque con Oriente que en épocas romanas no molestaba. Roma podía ser multicultural, la Europa medieval que ya conoce los peligros de ese multiculturalismo aprende a defenderse de la manera tan sanguinaria y tan criticada por nuestra sensibilidad moderna. Me asombra escribir esto porque hace menos de una década yo era la mas tolerante y mas partidaria del multiculturalismo, pero ahora veo que sin limites crea caos. Lamentablemente lo que sigue barre con todo lo que soy yo. Las eras post-tolerancia y multiculturalismo no gustan de las judías, ni de las gatitas, ni de las brujitas.
El multiculturalismo fue un invento más de la izquierda en su lucha contra el cristianismo por la "Hegemonía Cultural". Las amplias facilidades dadas al Islam para su ingreso en Europa tenían por objeto neutralizar la cultura cristiana.
Es como cuando introduces una especie foránea para combatir una plaga local. Suele ocurrir que la nueva especie se convierte en una plaga peor.
Excelente analogía. Que teoría tan oscura y lástima que no la puedo refutar. Yo que vivi y gocé del multiculturaliomo de NY, siempre crei que era un brote espontaneo, surgido como necesidad del "melting pot" de vivir en una comundidad que abrazaba sus diferencias, pero respetaba las ajenas.
pero supongo que el multiculturalismo de NY tenía un tronco común. nadie soñaba con derribar la base común compartida. El problema es hacer aceptar a los inmigrantes esa base común: la Bandera y la Constitución son sagradas.
En Europa nos plegamos a las exigencias de los inmigrantes, les concedemos parcelas legales fuera de la ley común. No tiene nada que ver. Australia, por ejemplo, lo tiene claro. El que venga, tiene que jurar nuestra Constitución; Nuestra Constitución se funda en los valores cristianos (aunque estos no se juran)si no, que se vaya.
Es que ese multiculturalismo que conoci es el verdadero. Este absurdo de Europa no se entiende. Además, seamos francos. Los hindues donde han ido han importado su sistema de castas, pero jamas se les ha ocurrido cambiar la ley de Trinidad o el Reino Unido para qe también haya castas. Ya me imagino a los inmigrantes chinos o japoneses imponiendo leyes de Bushido, sintoismo o budismo en los paises donde emigran. Es que no se entiende como el laicismo ateo se ha abierto de patas al Islam.
Durante la llamada Ilustración, a algunos fascinados con su propio "descubrimiento" de los clásicos se les ocurrió que los mil años de Europa transcurridos entre el colapso del Imperio Romano y el descubrimiento de América fueron lo que ahora llaman un "apagón cultural".
La idea prendió como el fuego en pasto seco entre todos los que se sentían en la cresta de la ola de un nuevo tiempo, algo así como un renacimiento de la cultura, la ciencia y los frutos del espíritu.
Supongo que más de alguien respingó asustado (cuando vió que se ordenaba la demolición de muchas maravillas góticas por "retrógradas") por esta nueva idea que se le había encajado en el caletre a medio mundo. Pero ¿cómo convencer a toda una generación de iluminados de que estaban equivocados?
Como si tal cosa, borraban de una plumada los mil años en que se desarrolló la fe cristiana, la constitución de Europa, la civilización cristiana occidental, aparte de mil logros culturales (por ejemplo, los libros, como ahora los conocemos) y entre ellos el mismísimo atesoramiento y conservación de las piezas culturales griegas y romanas "clásicas".
Pues es del caso que, aunque entre expertos medievalistas contemporáneos ni siquiera se acepta el nombre "Edad Media", muchos todavía seguimos creyendo que las nociones pergeñadas por los iluminados del SXVIII son de lo más cierto que hay.
Una gran medievalista, Regine Pernoud, escribió "Para acabar con la Edad Media", un opúsculo destinado solamente a mostrar el monstruoso error de seguir considerando esos mil años como un sólo período y, encima de eso, de "apagón cultural".
Hay una profesional chilena que escribió otro libro (que tuve la mala idea de prestar) llamado, creo, "Las mujeres de la Edad Media", donde repasa personalidades femeninas históricas (Hildegarde de Bingen, Trotula, y otras) que en ese período alcanzaron una notoriedad y renombre que la humanidad no ha vuelto a ver.
También tuve la suerte (o quizás mala suerte, porque tampoco pude conservar esos libros) de revisar el material de un equipo multidisciplinario británico que produjo 3 enormes tomos ilustrados con fotografías de sus descubrimientos investigando solamente el período visigodo, en España.
Admiro a quienes se dedican a estudiar la llamada Edad Media de nuestra historia (nuestra desde el punto de vista de un occidental) porque se aventuran en una extensión temporal vastísima, pletórica de tesoros que la torpeza de algunos iluminados condenó a la picota o a oblivion.
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Ya sé que esas divisiones académicas son absurdas. Baja edad media, alta edad media, edad media, media. Pero no se puede negar que entre el reinado de Odoacro y el milenio hay un periodo oscuro, feudal, casi sin ciudades. por supuesto que hay lindas catedrales romanicas y grabados carolingios, pero compardo con los adelantos de Bizancio, de la China y Japón de la epoca, inclusive del mundo árabe, Europa había retrocedido mil años. Estaba a un nivel rupestre. Hildegarde de Bingen y las místicas son del siglo XI. Trotula es del SigloXI, cuando ya Europa había nuevamente alcanzado un auge cultural urbano.
Hola Violante, veo que te mejoraste. Me alegro.
Cuando puedas pasa por mi blog. Recopilé información sobre 'Palestina'.
Oye he pasado y no v esa info pero voy ahora de nuevo.
Feliz Año!
Violante, he estado retirado de las pistas, quizás por los excesos fiesteros.
Entiendo tu punto de vista, de hecho lo compartí por muchos años, pero me quedo con el de Regine Pernoud.
Lindo tema, en todo caso.
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