Nuestro nuevo amigo Rodrigo me comentaba que hace años que no pisa un cine y que su gran esparcimiento es el baseball. Me parece una buena opción. Como decía uno de mis profes “no hay mejor religión que el baseball”, y es uno de los pocos entretenimientos que se ha abstenido de colorearse de tintes políticos. Lamentablemente, yo soy mas sedentaria en mis gustos, pero como Rodrigo hace años que no voy al cine y últimamente me incomoda ver que la progresía se ha apoderado de todas las formas de entretenimiento o cultura, imponiéndoles su criterio iconoclasta y libertario.
Desde chica he tenido tres adicciones: la lectura, la tele y los dulces. Últimamente, me estoy librando de las dos primeras, lo que me da esperanzas de desterrar la azúcar de mi dieta. Sin embargo, la vida sin esos placeres tiene poco sentido, pero menos cuando el color político hace inconfundible el material de esparcimiento.
Siempre he sido muy respetuosa de la cultura masiva, como bibliotecaria promoví ampliamente todas sus muestras. Después de todo, muchas obras de arte han sido, en su momento de origen, un producto para las masas. Pero en la última década, el mensaje y la corrección política han matizado de una forma tan poco sutil las lecturas impresas y audiovisuales que ya no hay solaz ni en leerlas ni en compartirlas.
Desde hace cinco años, que Hollywood está en decadencia. No solo por falta de medios económicos, lo que ha llevado a varios estudios a la ruina o al borde de a bancarrota, sino por la mediocridad y falta de calidad de sus producciones. Tal vez sea un castigo ya que fue la elite hollywoodense la qu financió la campaña de Obama.
Bromas aparte, Hollywood ha sucumbido a su culto a la corrección política, y a la guerra en contra del conservadurismo (lo que abarca tradiciones y valores inherentes a la condición humana como la fe y la familia). El precio es que ahora solo pueden generar obras sin contenido, pero pletóricas de efectos especiales que son carísimos, o historias más baratas, colmadas de mensajes que pretenden ser librepensadores, pero no pasan de ser triviales y artificiosos.
Lo mismo ocurre con la televisión y no únicamente en USA. La televisión española se ha vuelto “inveible”. Es como su cine, el mensaje político resulta agotador e indigesto. Ya no hay ojo clínico. En América Latina seguimos la misma regla. Hasta la telenovela (con la excepción de la mexicana) se ha vuelto iconoclasta y chillona.
La televisión gringa está pasando una etapa de mediocridad equiparable a su cine. En los 50’s y 60’s, la televisión estadounidense fue la mejor del mundo, beneficiada por el aluvión de finos guionistas expulsados de Hollywood en la Era de McCarthy. Había programas que contenían material considerado de vanguardia, pero se lo trataba muy delicadamente y con mucho arte. Así la televisión fue evolucionando, como todo, y derribando tabúes.
Fue un cambio paulatino, pero al terminar con todos los tabúes, la emprendieron contra instituciones y tradiciones hasta el punto de caer en la chabacanería repetitiva y en un negativismo moral que tiene televidentes nada más porque no hay otra cosa que ver. Los reality shows son evidencia de esa corriente. Por otro lado, las tendencias de la progresía vanguardista y del pensamiento político de moda afectan también a los programas culturales y los documentales que parecen dominados o por un revisionismo histórico y científico extremadamente ateo o por predicciones apocalípticas “algorianas”.
En su última entrada, Javier Bazán ha señalado el avasallamiento de las letras chilenas por parte de panfletistas políticos metidos a literatos. En Chile no se publica obra que no siga cánones impuestos por la progresía. No se necesita ser un marxista furibundo para ser escritor reconocido y comprado. Solo basta ser políticamente correcto, oponerse a todo lo tradicional y conservador y ser completamente nihilista en lo que se refiere a sistemas valóricos.
El fenómeno no es únicamente chileno. Basta mirar las listas de “bestsellers” desde El Corte Ingles hasta la del New York Times. No hay novelas que se salgan del esquema de la campaña en contra de lo doméstico, lo espiritual y lo tradicional. Si Dan Brown no se hubiese lanzado en contra de la Iglesia, no seria un escritor famoso.
Sin embargo, y esta es una ironía que tiene frenéticos a los medios progres que abarcan también las editoriales, existen resquicios para que la voz del conservadurismo se deje oír: la no-ficción. Basta que en España, Pio Moa o César Vidal publiquen algo para que suba como espuma por la lista de los más vendidos.
Lo mismo ocurre en USA donde las librerías no dan abasto vendiendo las obras de figuras de FoxNews como Bill O’Reilly y Glenn Beck, al igual que políticos como Sarah Palin. Ahora, el libro de George W. Bush está en segundo lugar de la lista del New York Times. Hasta las novelas históricas de Newt Gingrich se venden como pan caliente.
Aunque no necesariamente tiene que ser no-ficción o tener como autor a alguien famoso. Hace un par de años, un librito llamado The Shack, que narraba un extraordinario encuentro entre un hombre y su Creador llegó a la cúspide de los más vendidos. Y sin ir mas lejos, Crepúsculo, la primera de la exitosa saga de vampiros de Stephanie Mayer es un sumario de valores tradicionales incluyendo el más rancio romanticismo decimonónico. Lo que nos demuestra que no es el público el que exige programas de mal gusto o argumentos anarquistas, banales y de mal gusto.
9 comentarios:
Muchas gracias por dedicarme el inicio de su post, doña Violante. El baseball, como usted bien dice, no está contaminado, y eso refuerza aún más su carácter integrador y lúdico.
Es cada vez más complicado encontrar buenas obras de ficción -sean películas, libros o cualquier otra cosa-, ya que la mayoría de sus autores son progretas.
De hecho, las pocas veces que puedo regalarme un libro, recurro a la no ficción o bien a las novelas policiales de Agatha Christie o Arthur Conan Doyle. Incluso las de Maigret son excelentes elecciones para una tarde tranquila.
No he leído la serie Crepúsculo pero cuando pueda, la voy a comprar. Suena bastante interesante.
Violate:
A propósito de series de TV, también tengo un buen recuerdo de las series de los 60 y 70.Ahora gracias a Youtube, he podido ver varias.
Recordas que el año pasado se armó el escándalo porque un carabinero amenazó con golpearle a un delinuente, que minutos antea había amenzado al carabinero. El general de esa institución presentó la denuncia ante el Instituto de DD.HH.Una serie inglesa que también la imitaron los americano fue 'Life on Mars', donde aparecía un detective que no tenía tapujos en golpear al delincuente, cuando no cooperaba.En la versión inglesa el detective 'matón' era Gene Hunt.
Rodrigo,
Yo también si quiero leer o ver algo tiene que haber sido hecho antes de 1990.
Como pasó con Harry Potter no todos los volúmenes de la saga de vampiros de SM son de la misma calidad, pero Crepúsculo es buenísima. Creo que es lo mejor que he leído en estos últimos cinco años.
Javier,
No me hables de la BBC. Para mi era la mejor productora de televisión del mundo, ¡y en este siglo apesta a progresía y a cobardía anglosajona! ¿Qué series has bajado de YouTube?
Violante:
Me exprese mal. No las bajo.Me quedo viendo la apertura de las series, como 'Los Vengadores', 'Rescate Internacional', 'UFO', 'Space 1999', entre otras.
Ahh yo tambien y cachitos de telenovelas viejas. Que sería de los adictos a la nostalgia sin YouTube
Violante, perdona la irrupción, pero he leído esto y creo que te va a gustar. No sé si lo habías visto antes:
http://cronicasbarbaras.blogs.com/crnicas_brbaras/2011/01/carta-abierta-a-javier-bardem.html
No interrumpes para nada. Te echabamos de menos. ¿Sigues visitando paises de moros levantiscos?
Gracias, no lo había leido, pero me exasperaron los comentarios, parecía escuela de jumentos. La verdad es que ya no me queda paciencia. Sigue visitandonos y trayendo noticias interesantes.
Sigo entre sarracenos. De hecho ahora te estoy leyendo desde Arabia Saudí. En fin.
¡Masoquista! Cuidate mucho en tierra de infieles.
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