jueves, 19 de agosto de 2010

Los varios rostros del antisemitismo en Chile

Por razones de salud y trabajo, yo llevo una vida retirada, casi de ermitaña, pero eso no indica que no sepa que en las últimas semanas se han registrado numerosos incidentes anti-judíos en Chile. Se han profanado cementerios, han aparecido leyendas Nazis en las paredes de escuelas y lideres de la comunidad han recibido amenazas.

Por varias razones, he tratado de desentenderme “bloguísticamente” del asunto. La primera es cierta resignación fatalista que el antisemitismo nunca desaparece, y que este tipo de ataques ocurre en todas partes, hasta en países civilizados como Italia. La primera vez que vi un rayado antisemita fue en las paredes de Queens College, mi universidad neoyorquina, donde más de la mitad del estudiantado era judío.

También un terror supersticioso me cohibía escribir sobre esta noticia. Pensaba que si la barría bajo la alfombra dejaría de existir. También, porque a diferencia de blogueros y periodistas seudo-lberalotes (liberal puede tener  una acepción negativa) israelíes, yo sí creo que la ropa sucia se lava en casa, y no quería dar la impresión de que Chile es un país antisemita.

No voy a detenerme a describir los numerosos ataques que ha experimentado la comunidad judía en estas últimas semanas. Para eso los remito a la muy completa entrada posteada en Patria Judía. Tampoco pretendo descubrir las causas del antisemitismo chileno. No las sé, tal como desconozco las causas del antisemitismo internacional, pero voy a exponer algunos factores del fenómeno en Chile que quizás pueda explicárnoslas.

La comunidad judeo-chilena, en comparación a la argentina y mexicana, es bastante pequeña. En Chile no existen comunidades jasidicas ni judíos ultra ortodoxos cuya presencia, vestuario o costumbres pudieran llamar la atención de los demás chilenos. La mayoría de las congregaciones son conservacionistas. La mayoría de los judíos chilenos no practican su religión. Hay muchos que incluso niegan su origen judío. “Mi apellido es croata solo que lo escriben mal.” (Sii, seguroo)

No digo esto en desmedro de la judería chilensis sino para enfatizar que la presencia judía en Chile, como comunidad, no es tan ostentosa como para causar ofensa a sectores donde pueda desarrollarse el antisemitismo. Por otro lado, en Chile siempre ha habido Nazis “bona fide”. El Partido Nazi de Valparaíso se funda casi conjuntamente con la ascensión de Hitler al poder. Dos de las ciudades donde han ocurrido los ataques, Concepción y Temuco están en reductos  donde la población ha sido tradicionalmente pro-nazi. Obviamente, la comunidad nazi y la judía no se llevan bien. Un contraste con la población de origen árabe. Según mis padres, antes de la Guerra de los Seis Días, judíos y árabes en Chile se llevaban de maravilla.

Es cierto que hay un auge entre los chilenos, de origen árabe, del anti sionismo y de la propaganda anti-israelí. En una manifestación estudiantil, aquí en mi región hace un par de años, estudiantes pro-Intifada quemaron las banderas de Israel, Estados Unidos, y la Nazi. No se porque esta última, cuando Hitler y el nazismo fueron pro-árabes y pro-Islam.

Otros factores que ayudan a este tipo de ataques, son la ausencia de leyes antidiscriminatorias que mucha gente cree que aunque benefician a una minoría, coartan las libertades individuales (libertades para escupir a las minorías). Y tampoco se les puede pedir mucho a las autoridades cuando el senado chileno solicita del presidente un boicot en contra de los productos israelíes en nombre de los manoseados “derechos humanos”.

Curiosamente, los políticos, tan preocupados por los derechos humanos de las minorías palestinas en Gaza y en Chile, han cerrado los ojos al incremento del neo nazismo en nuestro país. Estos nazis de aspecto pintoresco, y tan poco ario que causarían horror a Himmler, son bastante peligrosos, aunque las autoridades se esmeren en tildarlos de meras “tribus urbanas”. ¿Perdón? Que yo sepa ninguna chica gótica anda prendiéndoles fuego a los mendigos, ni los Emos tienen un lema de matar travestis. Los neonazis en mi región han matado desde estudiantes hasta el gato de un periodista que habló en contra de ellos.

Son nocivos, pero ahí están, paseándose libremente a vista de todos. Tanto así que hace un par de años mis amigos me solicitaron que me quitara mi Estrella de David si iba a salir a la calle. La verdad es que en Chile siempre ha habido un prurito antijudío. Recibió amenazas antisemitas recientemente la senadora de RN, Lily Pérez, y eso que protestó contra el ataque del Mavi Marmara. ¡Pa’lo que te sirvió tanta protesta Lily-leh! Antes de su huida a Tel Aviv, el trásfuga Mauricio Israel se quejaba también de haber recibido amenazas (probablemente eran sus acreedores).

¿Pero de dónde vienen realmente estos recientes ataques? ¿De grupúsculos motivados y financiados por anti sionistas? ¿De los nazis o neo-nazis? ¿O de una Ultra Derecha católica conservadora y tradicionalmente antisemita que ve en los judíos propulsores de ideologías rojas y progres? Pero vamos a ser justos, porque la Izquierda en Chile también está muy lejos de ser filosemita.

En el 2006, los medios gringos progres como el New York Times y otros, anunciaban alborozados que después de Israel, Chile era el país con más ministros judíos en el mundo. Cierto, Mi Gorda Bella nombró un gabinete en el que mis correligionarios estaban muy bien representados, pero ni la Poniachik, ni Bitrán, ni Clarisa H. tuvieron una gestión muy distinguida.

Aun así, antes de saberse que estos ministros no servirían de mucho, ya encontraba yo un blog socialista expresando preocupación por la presencia “sionista” en el gobierno y recordándoles a los chilenos que durante el gobierno militar hubo asesores del ejercito israelí (¡Expertos en tortura!) ayudando al ejercito chileno. Se olvidaba el bloguero que el inútil de Garzón había intentado probar fútilmente que el Gobierno Militar había perseguido a los judíos.

(A propósito, por si queda alguna duda de que si existió tal persecución, les doy el link de un excelente y veraz retrato de de la relación del Tata Pinochet y la comunidad israelita en Chile)

Un mes después que la Bachelet nombrará su gabinete “judío”, me agarré de las mechas con un tarado comunacho, en YouTube, que insistía en que todos los judíos chilenos eran apátridas cuya lealtad a Israel sobrepasaba la devoción que le debían a Chile. “¿Qué harías si Chile le declarará la guerra a Israel? "me preguntó. Aparte de que la posibilidad de una guerra entre ambos países es tenue, sus argumentos me recordaron a los de lo antisemitas de rancio abolengo. Ya parecía un anti-Dreyfuss.

Como ven, a la izquierda también se cuecen habas. Víctor Farías, a quien nadie puede tildar de derechista, ha expuesto en varios libros el antisemitismo de Salvador Allende. Algo que debería recordar nuestro actual Ministro del Interior, el judío Rodrigo Hinzpeter, cuando se deja fotografiar junto a un retrato del Chicho.

Por ultimo, tengo que hablar de un antisemitismo que no se basa en ideologías sino en folclore e ignorancia. La mayoría de la gente en Chile no conoce socialmente a muchos judíos, sin embargo, suele expresar constantemente clichés antisemitas lo que los predispone a creer en complots de Sabios de Sion.


La figura judía más reconocida en Chile es Mario Kreutzberger, “Don Francisco”. No muchos saben que es también uno de los más grandes latifundistas del país. Pues cuando se enteran, lo vinculan con lo que se supone está haciendo el empresario ecologista Douglas Thompkins en el sur del país En suma, ambos están adquiriendo grandes cantidades de tierra para que eventualmente, cuando los palestinos expulsen a la población judía de Israel, ésta se trasplante a Chile.

Este complot para crear un segundo estado de Israel asusta hasta más allá de la cordillera. Hace un tiempo, un amigo me mandó un link sobre la preocupación de un sector (espero muy pequeño) de argentinos que veía con alarma como los Señores K, estaban adquiriendo una tierras en Calafate que colindaban con las de Thompkins. Lo mas chistoso es que los asustados partían dela base que los “judíos” Kirchner pretendían expandir la Nueva Israel hasta el territorio argentino. ¿Sabrán Néstor y Cristina que son judíos?

Aparte de intrigas, está la añeja teoría de que un crimen representa a la etnia a la que pertenece el perpetrador. Por eso muchos chilenos creen que los judíos son estafadores como Mauricio Israel o coprófagos como Claudio Spiniak. Y cuanto menos saben de los judíos más se apegan a la noción de que son una influencia negativa.

Una vez, casi recién llegada a Chile, compré un café importado de Usa, que como casi todos los productos que han pasado el control rabínico allá, traía sus indicaciones de que era kosher y que no contenía lácteos. Se lo enseñé a una colega en el instituto donde yo trabajaba y le expliqué el significado de las letritas. “¡Qué poder tienen ustedes los judíos en USA!” me dijo desdeñosa. Me quedé de una pieza. Esas letritas no eran más que una advertencia a una minoría judía religiosa de que podían comprar y consumir ese alimento. Pero para mi colega era una evidencia del Contubernio judeo-masónico.

Más allá de bromas, espero haber dejado clara la visión o visiones que se tiene en Chile del pueblo judío. ¿Promueven esas percepciones el antisemitismo? Ahí si que no sabría como responder.

6 comentarios:

Ruy dijo...

Algo o alguien, sin medir los vientos,encendió la hoguera.Ya nunca se pudo controlar del todo, alguien o algo la atiza permanentemente y busca bomberos incendiarios para controlarla.

Tanto odio me es incomprensible.
Quién lo enseña?. No se nace con el.
Dios te guarde.

Violante Cabral dijo...

Los neo-nazis son mocosos descerebrados, pero otros antisemitas son gente muy cabal, normal, hasta se podría decir que son "personas de bien". Es lo que no me cuadra.

vicente dijo...

Para mí también es una incógnita. Me ha tocado conocer más entre quienes se definene como "tolerantes" y paladines de "la no discriminación", de las minorías, defensores a ultranza de las "etnias originarias", de las minifaldas en la administración pública, pero defienden el derecho de obligar a usar el burka a las mujeres en nombre de la "tolerancia" a "una cultura distinta".
El único denominador común es la contradicción

Violante Cabral dijo...

Pensaba escribir algo sobre la minifalda, peo me dejaron chata las críticas. ¿Viste que la Gordis se fue a La Moneda a retar a Tatán por lo de Coquimbo? ¿Osea ahora ella es campeona de la cosificación de la mujer, y aboga para que ellas sigan siendo objetos sexuales en el trabajo? Loca contradictoria.

Jazz IMR dijo...

Más que mantener la "cosificación de la mujer" y abogar por que ellas sigan siendo objetos sexuales, se aboga por el derecho de expresar la individualidad y la identidad propia, por medio de vestirse como se le de la regalada gana. La "gordis" no fue donde "tatán" a promover el uso de la minifalda.. pero que diablos, cada uno lo interpreta como le va la gana. Saludos.

Violante Cabral dijo...

Antes que todo, soy una gran admiradora de la moda y del derecho a auto expresarse a través de ella. Pero hay lugares para eso, y el trabajo es para trabajar. Estados Unidos, ese paraíso de las libertades, tiene códigos de vestuario my estrictos en empresas e instituciones. Y no por defender valores retrógrados, sino para evitar demandas de acosos sexual y otros litigios. Tampoco quiere que les caigan las feministas encima.
Yo casi me morí cuando volví a Chile y descubrí que hasta las ejecutivas bancarias tenían que andar con uniformes mostrando las piernas. Cuando me pidieron foto con el currículo, ¡y examen de embarazo! Cuando me dijeron “cuidado con el jefe. Le gusta ‘probar’ a las nuevas”. Y a todo lo que yo argüía me decían “así es en Chile”. Chile es donde la mujer de mas de 35, la feíta, la negrita y la con hijos tiene que mendigar empleos y todavía competir con las que muestran pechuga y le mueven la cola al jefe. Esa des la realidad y eso es lo que promovió Santa Michelle Bachelet cuando fue a quejarse de esa coartación de libertades con el Excelentísimo Presidente Señor Sebastián Piñera.